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Marcelino Izquierdo

Historias Riojanas

La Rioja, desde sus albores. La 'precuela' de Santa Coloma

 

Santa Coloma conmemoró el 8 de diciembre del 2012 el bicentenario de su convención, que la historiografía señala como germen del nacimiento de la provincia de Logroño y, a finales del siglo XX, de la Comunidad Autónoma de La Rioja. La convención tuvo lugar ese mismo día de 1812, en plena Guerra de la Independencia, cuando un significativo grupo de alcaldes se reunió en la villa riojalteña para reivindicar los derechos comunes de una tierra con personalidad propia, pero, hasta entonces, sin estatuto jurídico ni político.

Los primeros movimientos oficiales del provincianismo riojano habían surgido en  1783, cuando «se reunieron cincuenta y dos pueblos de la Rioja a tratar de los medios de facilitar la extracción de sus cosechas de vino que cada día se aumentaban y mejorarlo». En 1787, Carlos III dio su visto bueno a la agrupación de «los representantes de los pueblos de Rioja», bajo la supervisión del intendente de Burgos y, finalmente, siendo ya rey Carlos IV, el Gobierno aceptó que la Real Sociedad Económica de la Rioja castellana pudiera quedar formada por «un comisionado de cada uno de los pueblos de su demarcación». Las primeras Juntas Generales se constituyeron el 8 de mayo de 1790 en la villa de Fuenmayor.

Logroño afrancesado

Sin embargo, antes de la convención de Santa Coloma, el Ayuntamiento de Logroño –bajo mandato afrancesado– formalizó la primera petición oficial para constituir la provincia. Así queda reflejado en el Libro de Actas del Concejo, según explica el catedrático emérito y periodista Francisco Bermejo Martín, alma mater de la web de historia riojana bermemar.com: «En la sesión del 4 de diciembre de 1808, el corregidor logroñés Juan Ramón Ruiz de Pazuengos –quien se autoproclama afrancesado «de los pies a la cabeza»– rubricó el acuerdo, que es muy relevante porque se produjo cuatro años antes de Santa Coloma».

Éste es el texto del acuerdo plenario, del que respetamos la ortografía original: «Haviendose tratado, de que en la nueva constitución que hade formarse, hade haver mundanzas en la Administración de todos los ramos; Creyendo que sea esta la ocasión de lograr que esta Ciudad quede eximida de la sujeción a la Intendencia de Soria, y que por sí sola con todos los pueblos de Rioja forme una Intendencia separada, enlo que conseguiría notables ventajas, se acordó hacer una Representación al Emperador de los franceses solicitando esta gracia, y proponiendo desde luego, para este empleo al actual Sñor. Corregidor, de quien se tiene la mayor confianza que formara un interés propio en todo quanto combenga a esta Ciudad».

Sin embargo, fue la Guerra de la Independencia el hecho histórico que terminó aglutinando los intereses comunes de los riojanos, y no por culpa de los franceses precisamente. Las constantes desavenencias entre los intendentes militares de Soria y Burgos con las partidas guerrilleras riojanas amalgamaron un sentimiento común frente a autoridades que veían cada vez más alejadas de los intereses locales. Surgió entonces la Real Junta de la Comisión de Armamento e Insurrección General de La Rioja, radicada en Soto en Cameros, que incluía bajo su mando al «país comprehendido desde el río Tirón hasta el Alhama con inclusión de la ciudad de Alfaro y todas las serranías cuyas aguas corren al Ebro».

Y, aunque la mentada Junta fue disuelta por el Gobierno central en diciembre de 1811, un año más tarde –el 8 de diciembre de 1812– se reunieron en Santa Coloma los comisionados de 62 localidades para debatir las propuestas que enviarían a las Cortes de Cádiz. De allí salió la exigencia de reunificar La Rioja como provincia, tres días más tarde se creó la Diputación Provincial. Pero, aunque el regreso al trono de Fernando VII, tras la Guerra de la Independencia, cercenó cualquier aspiración territorial y política, la semilla comenzaba a germinar.

 

Proclama conjunta de La Rioja y Álava en Villanueva de Cameros

El 15 de febrero de 1811, en la ermita de Los Nogales de Villanueva de Cameros, se reunió la Junta superior de las provincias de Rioja y Álava para acatar las Cortes de Cádiz y hacer causa común contra Napoleón y, también, contra el «capricho» de Burgos y Soria. Este es el texto de la proclama, publicada por  el periódico ‘El Conciso de Cádiz’ y rescatada por el historiador Francisco Bermejo:

«Soldados de Rioja y Álava, eclesiásticos y demás patriotas beneméritos, que huyendo de la dominación francesa, seguís a vuestro comandante general interino, y a vuestra Junta, queriendo más vivir en los montes y en los desiertos, que permanecer en vuestras casas: sabed que tenemos patria. No creáis que nuestros sacrificios son inútiles. Los Reales Decretos, que se acaban de leer, son una demostración. Las Cortes Generales son la reunión del voto general de España. Ya no estamos sujetos al capricho de un favorito corrompido. La Nación, que conoce sus males, se gobierna por sí misma. Todos tenemos un derecho de proponer lo conveniente y de ser oídos. Nadie nos puede quitar ya esta excelente prerrogativa, que es la mayor que puede disfrutar el hombre social. En donde ella es conocida e inviolablemente observada, allí reina la justicia, la conveniencia pública, y el orden: allí hay patria. No creáis que porque los enemigos ocupan nuestras provincias, nuestros bienes, nuestras casas, y aun nos oprimen las personas que más estimamos, careceremos de protección y de auxilios, para defendernos. Hagámonos con nuestras virtudes, con nuestro valor, y con nuestra obediencia a las Cortes, acreedores a la recompensa; y no dudéis que la Nación nos atenderá. Seamos constantes en la causa que defendemos, y en cualquier evento que pueda sobrevenirnos, y en cualquier ocasión en que nos hallemos encontraremos bienes, parientes y amigos; encontraremos patria que cual madre afectuosa nos recibirá con los brazos abiertos, como a sus hijos más queridos. Si por el contrario las grandes aflicciones que padece la patria, diesen margen a alguno para continuar en sus excesos, debe ser considerado como el más perverso del mundo, y tiemble a la vista de la Nación reunida. Junta Superior de La Rioja y Álava, en el cuartel general volante de la división de sus tropas en Cameros a 15 de febrero de 1811».

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Certezas, curiosidades y leyendas del pasado, de la mano de Marcelino Izquierdo

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