Acaba de celebrar Ortigosa de Cameros sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Carmen, amenizadas por un sinfín de actividades, en las que los ortigosanos han tenido ocasión de degustar manjares autóctonos, disfrazarse, tirar al plato, disfrutar de partidos de pelota, gozar con las danzas o participar en la exaltación del Traje de Serrana. Pero lo que más une a los actuales vecinos de la villa camerana con sus antecesores, que aparecen en la ‘Retina de la memoria’ que hoy presentamos, es el baile popular.
La fotografía es obra de Alberto Muro, uno de los profesionales de la cámara más destacados del siglo XX riojano y muestra a los paisanos de Ortigosa en plena fiesta, tomando parte en el baile de la fiesta mayor.
Traje largo y ‘canotier’
La instantánea, posiblemente inmortalizada sobre la década de 1910, muestra a la gentes luciendo sus mejores galas: las damas visten traje largo, mientras que los caballeros, en su mayoría, llevan la cabeza tocada con el ‘canotier’ que inmortalizó a nivel mundial Maurice Chevalier.
Durante aquella primera década del siglo XX, Ortigosa de Cameros gozaba de una época de esplendor gracias a las modernas fábricas de industria textil instaladas a mediados del XIX, y que confeccionaban paños y mantas de gran calidad, gracias a la inmejorable materia prima de la zona, además de mucho predicamento en el mercado nacional. La curiosa imagen del baile ha llegado hasta nuestros días gracias al esmero del fotógrafo local Alberto Muro, que recorrió la entonces provincia de Logroño durante varios años y, en especial, el Camero nuevo.
El fotógrafo Alberto Muro
Alberto Muro Belloso había nacido en Calahorra en 1870, estudió fotografía en Bilbao y, con apenas veinticinco años, había instalado su estudio en Logroño (1895). Con el paso del tiempo, Muro se convertiría en el profesional de la cámara más reputado de la capital riojana -con su estudio instalado en la calle Bretón de los Herreros, junto a los Almacenes Maguregui-, hasta que a mediados de los años treinta (1934) una enfermedad le apartó de toda actividad. Falleció en la capital de La Rioja en 1941.
Además del retrato de estudio, de la fotografía publicitaria y de la creativa, el calagurritano destacó por su trabajo en favor del patrimonio y de las tradiciones. Revistas punteras como ‘Blanco y Negro’, ‘Estampa’ y ‘La ilustración española’ publicaron sus fotos.