Obras del artista nacido en Mansilla de la Sierra, junto a otras de Juan de Villanueva o Salvador Maella, forman parte de la exposición ‘Roma en el bolsillo’, que acoge el Museo del Prado
Bajo el título ‘Roma en el bolsillo’, el Museo del Prado expone hasta el 19 de enero del 2014 una muestra selecta de los cuadernos de dibujo y aprendizaje artístico que jóvenes pintores españoles realizaron en el siglo XVIII. Andamiada en dos magníficas vistas de la Ciudad Eterna, obras de Giuseppe Vasi y de Juan de Villanueva, El Prado contextualiza el ambiente que vivieron en Italia artistas como Salvador Maella, Domingo Álvarez Enciso, Antonio Primo, Domingo Antonio Lois o José del Castillo.
Entre las obras expuestas, destaca el ‘Cuaderno italiano’ del pintor riojano, Domingo Álvarez Enciso, un ‘taccuini’ para tomar apuntes y hacer estudios del natural, pero también como diario de viaje. Está dibujado en lápiz negro, sanguina y tinta parda a pluma, consta de 88 hojas de papel verjurado, encuadernación original de pergamino (1758-1762 y 1773-1789) y pertenece al Museu Nacional d’Art de Catalunya de Barcelona.
¿Pero quién era Álvarez Enciso? En la mayor parte de libros especializados y portales digitales se refieren a Enciso como «pintor burgalés» o «castellanoleonés» y, sin embargo, su cuna era riojana. Domingo Álvarez Enciso nació en Mansilla de la Sierra en el año 1737, por lo que la confusión nace en el hecho de que en el siglo XVIII no existía la provincia riojana y Mansilla estaba adscrita a Burgos.
Perteneciente a una familia acomodada y bien relacionada, con apenas 13 años Álvarez Enciso se trasladó a Madrid para recibir clases del también riojano Andrés de la Calleja. El artista de Ezcaray, además de pintor de Cámara de los primeros Borbones, regentaba una ‘Academia de las tres nobles Artes’; pero ya habrá otra ocasión de hablar en concreto sobre Andrés de la Calleja. Mientras estudiaba, trabajó en la Real Fábrica de Tapices copiando obras de David Teniers que después serían empleadas para decorar El Escorial.
Alumno favorito de Mengs
Siendo apenas un niño, Enciso mereció la recompensa de una beca de estudio en Roma, gracias a la calidad de uno de sus cuadros. Viajó por primera vez a la ciudad italiana el 20 de diciembre de 1758 junto a José del Castillo y trabajó tomando apuntes y haciendo copias de obras clásicas. De regreso a Madrid, entabló amistad con el gran maestro Anton Rafael Mengs, que pronto advirtió las virtudes pictóricas del riojano. Así, tras una década en la capital española, disfrutó de una segunda etapa romana (1773-1789) junto al propio Mengs. La muerte de su maestro en 1779 le privó, por un lado, sin su más importante referencia artística, pero, por el otro, como alumno favorito de Mengs, le permitió completar algunas de las obras inacabadas que dejó el maestro nacido en Aussig (Bohemia).
De vuelta a España, Álvarez Enciso fue nombrado director de pintura de la Escuela de Bellas Artes de Cádiz, donde desarrolló una notable labor pictórica, docente y divulgativa. Murió en Jerez en el año 1800.