Corría el mes de febrero de 1834. La provincia de Logroño había sido restablecida el 30 de noviembre del año anterior, una década después de su creación durante el Trienio Liberal (1822). La muerte de Fernando VII había desencadenado –además de una guerra fratricida– la puesta en marcha de la nueva división civil del territorio español en 49 provincias, entre ellas la de Logroño, a cargo del ministro de Fomento Javier de Burgos. En realidad, la premura de los acontecimientos se desencadenó por motivos bélico-políticos.
Como la nueva provincia necesitaba un órgano de difusión y comunicación, a través del que canalizar toda la información institucional, las autoridades crearon el Boletín Oficial de Logroño, que salió a la calle el 15 de febrero de 1834, sábado por más señas, si bien no llegó a publicarse de manera regular e ininterrumpida hasta el 1 de julio del mismo año.
El citado primer ejemplar del Boletín recogía en su portada un artículo –titulado de «de oficio»–, que informaba sobre la nueva división territorial de España, así como sobre la delimitación geográfica de la entonces provincia logroñesa. La primera página también se hacía eco de los precios de subscripción, tanto para los abonados residentes en la capital como para los que vivían en el resto de la provincia. Al mes, recibir el Boletín costaba 7 reales en Logroño y 8,5 reales en las localidades de fuera de la capital, mientras que si la subscripción era anual ascendía, respectivamente, a 74 y 94 reales.
Noticias de la guerra
En aquella convulsa época del siglo XIX, España estaba inmersa en su primera guerra civil, que la historia bautizaría como I Guerra Charlista (1833-1840), de ahí que las noticias referentes a la contienda, sobre todo desde la perspectiva del bando isabelino, predominaran a lo largo de esos primeros años.
Imprentas como las de Menchaca, Agustín Ortoneda, Facundo Martínez Zaporta, Francisco Martínez Zaporta o Merino y cía se encargaron de plasmar en papel el Boletín Oficial de Logroño. Ya en 1889, tomó las riendas la Imprenta Provincial, que en algún periodo radicó su maquinaria en la Beneficencia, actual sede de las consejerías de Educación y Cultura y Obras Públicas.
El actual Boletín Oficial de La Rioja, «en el que se publican los documentos que, de acuerdo al ordenamiento jurídico, deben ser objeto de publicación oficial», acaba de cumplir 180 años de vida.
Sin embargo, mucho ha cambiado desde el siglo XIX, entre otras cosas la irrupción de las nuevas tecnologías. El consejero de Presidencia y Justicia del Gobierno regional, Emilio del Río, presentó hace poco más de un mes el nuevo servicio denominado ‘BOR a la carta’, que permite al ciudadano recibir en su correo electrónico alertas sobre temas que sean de su interés.
Se trata de una suscripción gratuita que tiene por objeto hacer más accesible el Boletín a los ciudadanos. «El ‘BOR a la carta’ permite obtener información sobre áreas previamente seleccionadas por el usuario, de tal forma que, cada vez que el Boletín publica alguna novedad relacionada con esos temas, el usuario recibe una notificación a su correo electrónico», explica Del Río.
Cambio de nombre
El Boletín Oficial permutó el nombre de Logroño por el de La Rioja el 25 de noviembre de 1980, coincidiendo con el cambio de nombre de la provincia, y el 2 de septiembre de 1982 se convirtió en el órgano oficial de la recién creada Comunidad Autónoma de La Rioja.
Con la aparición de Internet, en noviembre de 1999 el texto de los boletines se puso a disposición de los ciudadanos a través de una base de datos que, desde 1982, permite su consulta gratuita. A partir del 1 de agosto del 2008, el Boletín pasó a editarse en formato electrónico. El propio BOR publicaba el motivo de su función: «En el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma de La Rioja, el cumplimiento del requisito de publicación se realiza a través del ‘Boletín Oficial de La Rioja’ regulado por el Decreto 47/2008 de 11 de julio».
Este Decreto marcó las bases de un profundo cambio, tanto en su sistema de tramitación general como en su edición, pues la edición impresa fue sustituida por la edición electrónica –«única versión, con la consideración de oficial y auténtica»–. Ha supuesto un ahorro de papel de 408.101 kilos, lo que supone un ahorro de 97.944 euros. El año pasado, el BOR publicó 160 boletines, con más de 27.415 páginas y 13.361 anuncios. Del total de los anuncios publicados, 4.916 correspondieron a consejerías autonómicas, 4.212 de ayuntamientos, 2.760 de la Delegación del Gobierno, 1.252 de Juzgados y Tribunales, y 221 de otros anunciantes.