Que dice el concejal de Desarrollo Urbano de Logroño, Pedro Sáez Rojo, que la zona de Valbuena se convertirá en «un parque arqueológico urbano integrado en la ciudad y en el parque del Ebro». Ha insistido, además, en que «el presupuesto municipal no es infinito», pero que mantendrá «el yacimiento en las mejores condiciones posibles» pese a que las actuales circunstancias económicas no les permiten a los populares hacer todo lo que les gustaría. Y se quedan tan tranquilos Sáez Rojo y el equipo de Gobierno del Ayuntamiento capitalino.
¡Qué buen remedio se me antoja esgrimir la falta de presupuesto para no acometer lo que no se quiere! Y eso que en palabras de la concejal de Hacienda y Administración Pública, Mar San Martín, «por segundo año consecutivo, el Ayuntamiento de Logroño puede hablar de cifras positivas, con un superávit en el año 2013 de 4,8 millones de euros».
Habría que recordar a nuestros regidores que, cuando el Consistorio asestó un golpe casi mortal al yacimiento de Valbuena en el año 2006, cubriendo buena parte de las excavaciones con un aparcamiento ‘temporal’ en superficie, Logroño, La Rioja, España, atravesaban uno de los mejores ciclos económicos de toda su historia.
Que no cuela, vamos.
Mientras tanto, el Casco Antiguo acrecienta su declive, la casa del inquisidor sirve de mera oficina a la Fundación Dialnet, el Centro de la Cultura del Rioja está muerto de risa e infrautilizado y sobre la plaza de San Bartolomé y su torre liberada –una de las pocas actuaciones de provecho de la legislatura– pende el abrazo del oso planeado por los arquitectos Siza y Hernández.
Tras ostentar los títulos de Capital de la Gastronomía y del Deporte, propongo que Logroño sea Capital Europea del Patrimonio para el próximo 2015 o el 2016, a lo sumo.