Catorce de junio de 1987, 22.23 horas: «Saque favorable al Valencia CF. Pasan cinco minutos del tiempo reglamentario. El Logroñés está en Primera División. El público expectante. ¡Ahí está! El árbitro tiene que pitar de un momento a otro. Está mirando el… ¡Finaaallll! ¡Final del partidooo! ¡Estamos en Primera División! ¡Estamos en Primera División! ¡Alirón, alirón, estamos en Primera División! Lo hemos merecido, hemos estado luchando por ello toda la temporada y lo hemos conseguido! ¡Afición de toda La Rioja: lo hemos conseguido!».
Eran las emocionadas palabras de Felipe Royo retransmitiendo el primer ascenso blanquirrojo a la máxima categoría del fútbol español. Como se observa, en ningún momento se refería el locutor al Club Deportivo Logroñés como protagonista de la hazaña; no era necesario por aquel entonces. La afición, la prensa, la ciudad en general, La Rioja entera, incluso, hablaban del Logroñés a secas. Sin sopa de letras adicional.
Cuando se cumple una década de la primera agonía de aquel Logroñés –en el 2004 descendió a Tercera por no abonar las deudas a sus jugadores–, diez años de bochorno, de tribunales, concursos de acreedores y proyectos fallidos, la afición parece haber dicho basta. Y lo ha hecho a través de las redes sociales y de este periódico, que cumple 125 años.
Atrás quedan más de nueve décadas de balompié, desde que el C. D. Logroño naciera en 1922, con sus dientes de sierra, y la época gloriosa entre 1987 y 1997.
Ahora lo que toca es mirar al futuro, hacer de la necesidad virtud y agarrase al lema #unsoloLogroñés como la gran oportunidad de amalgamar fuerzas e impulsar un proyecto común. La dimensión de la ciudad –de la comunidad autónoma, si se quiere– hace que todos y cada uno de los logroñesistas sean necesarios.