Se inauguró el 18 de diciembre en el Ayuntamiento de Logroño, producida por la Casa de la Imagen, la exposición titulada ‘El laboratorio de Loyola’, una muestra que revisa la obra de Julián Loyola, ginecólogo, cirujano taurino, profesor de esperanto y, sobre todo, el fotógrafo aficionado más importante de la ciudad entre los años 20 y 40 del siglo XX. Además de la Belle Epoque, la dictadura de Primo de Rivera y la llegada de la II República, la exposición concentra su núcleo duro en la época de la Guerra Civil, una contienda que el doctor Loyola retrató a través de desfiles patrióticos, de militares tomando café en apacibles veladores o, con un pitillo en los labios, cortejando a las jóvenes riojanas, y de funerales y entierros. Una guerra tácita, que se intuye en el contexto, lejos del frente –parafraseando al profesor Carlos Gil Andrés–, una guerra de retaguardia que perfila el devenir de una provincia en la que las acciones bélicas apenas duraron 80 horas. Las imágenes de Loyola están acompañadas en la exposición abierta en la Casa Consistorial por las de varios militares italianos que ejercieron como fotógrafos durante la Guerra Civil, enrolados en L’Aviazione Legionaria enviada por Benito Mussolini como apoyo al bando nacional, y que fueron ‘ocupas’ forzados del laboratorio del doctor riojano. Entre ellos se encuentra Mario Borghi, un importante fotógrafo trasalpino, del que Julián Loyola conservaba un grueso mazo de negativos originales, que hasta hace bien poco se creían originales, y cuya verdadera identidad ha salido a la luz tras una exhaustiva investigación de Jesús Rocandio y Carlos Traspaderne. Sin duda, una gran oportunidad -hasta el 7 de febrero- para conocer a través de la imagen y de curiosos documentos y objetos de época cómo era el Logroño de la Guerra Civil.