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Marcelino Izquierdo

Historias Riojanas

La Villanueva fue el barrio de la cerámica en la Baja Edad Media

Las últimas excavaciones arqueológicas corroboran la importancia de la zona que ahora quiere rehabilitar el Ayuntamiento de Logroño

 

Acaba de aprobar el Ayuntamiento de Logroño la denominada ‘Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado de La Villanueva’, cuyo plan opta a la convocatoria de fondos Feder, destinados por la Unión Europea a zonas urbanas con unas necesidades específicas de regeneración. Este proyecto municipal pretende desarrollar alrededor de una veintena de actuaciones en el barrio más deprimido de la capital riojana, agrupadas todas ellas en cuatro grandes líneas: 1) rehabilitación, regeneración y renovación urbana de la zona; 2) fomento de la movilidad urbana sostenible; 3) apuesta por la eficiencia energética y 4) mejora del uso y la calidad de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). El barrio de la Villanueva nació alrededor del siglo XII, bajo el impulso del Fuero otorgado por el rey Alfonso VI en el año 1095; se trataba de un arrabal extramuros del casco urbano, levantado al Este de la actual Rodríguez Paterna, calle que discurre en paralelo a lo que eran las defensas.

Los últimos estudios arqueológicos realizados entre las calles Hospital Viejo y la Brava, y que se han plasmado en el libro ‘Arqueología en la Villanueva’, corroboran que la zona gozó de una febril actividad industrial en los siglos XIII, XIV y XV, con la presencia varios alfares que fabricaban cerámica de calidad. «En la Baja Edad Media, la Villanueva era como una especie de ‘polígono industrial’ donde han sido localizados los restos de una instalación alfarera, así como documentado dos hornos, una pileta de arcilla, vertidos de desechos y numerosas transformaciones y reparaciones mientras estuvo en funcionamiento a lo largo de tres siglos», según asegura la arqueóloga María Milagros Martínez González, autora del volumen publicado por el Instituto de Estudios (IER) y el Ayuntamiento capitalino. Los judíos, buenos clientes

Mal llamada Judería

En el siglo XIII, los alfares de la Villanueva se dedicaron a la producción de cerámica común, sobre todo útiles de cocina y despensa, si bien la calidad y la oferta fueron ampliándose con el paso de las décadas hacia piezas vidriadas, esmaltadas y otras de imitación a las que se confeccionaban en Gran Bretaña. En el vertedero de la calle Hospital Viejo también se han encontrado fragmentos de hannukas, lámparas usadas en la ‘Fiesta de las luces’ judía, lo que no quiere decir que estos objetos fueran elaborados por hebreos que allí residían. De hecho, el barrio lleva más de cien años envuelto en una falsa polémica sobre si fue cobijo mayoritario de población sefardí, hasta el punto de que fue erróneamente denominado como «la Judería».

El hallazgo en siglos anteriores de otras hannukas, unido a que la zona está articulada en torno a siete calles –número clave en la cultura hebrea– y algunas otras pistas equívocas hicieron creer que allí se encontraba la Judería logroñesa que, en efecto, existió en Logroño en la Baja Edad Media. Sin embargo, según explica la doctora Milagros González, «los judíos, por lo general, no se dedicaban a este tipo de actividad, pero sí eran buenos clientes de estos alfareros, que posiblemente fueran mudéjares, según la documentación manejada». Apunta también la arqueóloga riojana que otro motivo de confusión sobre la presunta Judería proviene de la existencia de una calleja, entre San Gil y San Roque, llamada de la Matanza, y que pudo llevar al historiador Domingo Hergueta en 1909 a relacionar dicha rúa con el violento ataque sufrido por la comunidad hebrea en 1391. No obstante, al quedar acreditado que, en el siglo XVI, allá mismo tenía su propiedad una familia riojana de apellido Matanza, es más que probable que la calle Matanza fuera un antropónimo –algo corriente en la época– y no el recuerdo de aquel brote antisemita. El hecho de que no haya pruebas de la existencia de un barrio judío en la Villanueva no quiere decir que la comunidad hebrea no tuviera cierta relevancia en Logroño.

La Rúa de las Tiendas

Desde el año 1290, se manejan documentos sobre la presencia sefardí en la villa e, incluso, del motín antihebreo ya mencionado de 1391, que dejó a la comunidad muy diezmada. En el año 1488 los Reyes Católicos instaban al corregidor Juan de Luján «a buscar un barrio en el que recoger a los judíos», lo que demuestra que en aquella época la población sefardí se encontraba muy dispersa por la ya ciudad de Logroño, si bien cuatro años más tarde (1492), Isabel y Fernando decretaron la expulsión de la Península Ibérica. Los padrones confeccionados a mediados del siglo XV señalan que de las quince familias judías que se avecindaban en Logroño, tan sólo cinco aparecen afincadas en la Villanueva, mientras que el resto tenía su residencia en la Rúa de las Tiendas. Esta rúa es la actual la calle Mayor, en el tramo comprendido entre las actuales Cadena y Sagasta, donde se concentraba buena parte del comercio, que sí era regentado por población hebrea. No obstante, sigue sin aparecer certeza alguna que acredite fehacientemente dónde estaban radicadas la aljama y la sinagoga logroñesas, de que las que sí existe constancia documental.

 

 

La prolongación de las siete calles paralelas de la Villanueva hacia lo que hoy es avenida de Navarra tuvo ya lugar cuando la muralla avanzó desde Rodríguez Paterna hasta la altura de la calle del Ochavo, la más estrecha de la ciudad, un callejón que todavía hoy une las calles del Horno y Los Baños. Es más, la arqueóloga Milagros González acaba también de publicar en la revista ‘Belezos’ un artículo que corrobora que la calleja del Ochavo es el último vestigio que queda del paseo de ronda de la muralla. Incluida ya la Villanueva dentro de las defensas de la ciudad, industrias molestas como la alfarera fueron trasladadas al entorno de la calle Ollerías a partir del siglo XVI. Con posterioridad, este barrio ganaría una enorme relevancia, como lo demuestran pocos edificios blasonados que aún quedan en pie.

 

Mª Milagros Martínez. Arqueóloga

«Los mudéjares pudieron estar al frente del alfar de Hospital Viejo»

La arqueóloga Mª Milagros Martínez González (Logroño, 1972), licenciada en Humanidades por la Universidad de La Rioja, ha publicado una de las últimas investigaciones llevadas a cabo en el mal llamado barrio de la Judería, y que se han plasmado en el libro ‘Arqueología en la Villanueva’ (IER-Ayuntamiento de Logroño), resumen de su tesis doctoral.

–¿Qué aportan las excavaciones arqueológicas realizadas en la calle Hospital Viejo?

–El alfar encontrado en esta zona de la Villanueva hizo posible la fabricación, entre los siglos XIII y XV, de hasta 35 formas distintas de cerámica, como platos, cuencos, copas, jarros, botellas, ollas, candiles, huchas… Todos los elementos hallados se han convertido en herramientas de datación e identificación claves para futuras prospecciones.

–Pero también definen cómo era la vida en Logroño durante la Edad Media, ¿no?

–En efecto. La excavación arroja mucha más luz de la que ya había sobre la evolución de la Villanueva, cuál era el ajuar doméstico que empleaban los vecinos…

–¿Cuál es el origen del barrio?

–Nace sobre el siglo XII como un arrabal extramuros en el que se asentaron artesanos que realizaban actividades molestas y nocivas para la salud. Cuando, a principios del siglo XVI, el barrio quedó dentro del recinto amurallado, la industria alfarera se trasladó a otra zona del casco urbano, junto a la actual calle Ollerías.

–¿Qué relación tenían los judíos con este alfar?

–Posiblemente fueran buenos clientes. Es más que probable que el alfar de la calle Hospital Viejo de Logroño estuviera en manos de artesanos mudéjares, ya que al menos el nombre de unos de ellos, Mahoma, aparece en un documento del siglo XV.

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Certezas, curiosidades y leyendas del pasado, de la mano de Marcelino Izquierdo

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