Aparece más de una vez en ‘El Quijote’ cervantino y hasta Clarín lo rescató para su ‘Regenta’. Sabio refrán: “A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga”. O sea que, cuando Dios todopoderoso ordena algo, nada puede hacer el apóstol San Pedro, Pontífice de la Iglesia Católica, sino darle su bendición. Hablando en plata, resignación, acatamiento y que sea lo que Dios quiera.
Se descolgó este verano el Gobierno de La Rioja con la propuesta de convertir en zona de pago el aparcamiento Oeste 1 del hospital San Pedro. Pese al oscurantismo y la ‘estivalidad’ del anuncio, enseguida se movilizó buena parte de la sociedad logroñesa en contra de una medida tan arbitraria como poco racional. Fue entonces cuando la Consejería de Salud despejó la incógnita: en el 2013, siendo presidente autonómico Pedro Sanz, la Fundación Rioja Salud había firmado un contrato con la empresa Aparcamiento CIBIR SL por el que se obligaba a hacer de pago el aparcamiento gratuito del San Pedro o, de lo contrario, debería abonar una indemnización de 10 millones de euros.
¿Es que nadie va a dimitir por tan gravosa y lamentable gestión? ¿Es que nadie del anterior Gobierno regional va dar explicaciones?
Mientras cualquier obra pública tarda años en concretarse, las infraestructuras para que el sufrido ciudadano pague religiosamente en este parking van a estar listas en un pispás. Así, el usuario del hospital o sus familiares tan sólo tendrán que enfrentarse a las máquinas de control de acceso y obtener su tique de descuento introduciendo la tarjeta sanitaria del paciente en un lector o teclear los nueve primeros dígitos de la misma o teclear el DNI, además de adjuntar el número de habitación y el apellido del paciente. Eso sí, también tienen la opción de ir el parking del CIBIR, que cuesta lo mismo, y ahí es donde está el negocio… para la empresa gestora, claro está.
Lo dicho: San Pedro se la bendiga.