El 13 de mayo, la X Zona de la Guardia Civil –con sede en Logroño– ha conmemorado el 170 aniversario de la fundación del Instituto Armado. La Benemérita fue creada por Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II duque de Ahumada, el 13 de mayo de 1844, bajo el auspicio del líder moderado Ramón María Narváez.
Enemigo íntimo de Espartero, el general Narváez disolvió la Milicia Nacional –de espíritu liberal progresista– y apostó por la Guardia Civil como sucesora de la Santa Hermandad, que había desempeñado funciones de orden público entre 1476 y 1835. Los tricornios de la Guardia Civil desfilaron por primera vez el 1 de septiembre, cerca de la madrileña glorieta de Atocha, y el 10 de octubre cumplieron su primer servicio en la capital de España, escoltando la carrera de la comitiva de Isabel II, desde el Palacio Real hasta las Cortes, con motivo de la declaración de la mayoría de edad de la reina.
Pero lo que no mucha gente conoce es que la primera misión de envergadura que el Benemérito Cuerpo llevó a cabo en La Rioja fue la de atajar la rebelión encabezada por Martín Zurbano. El 11 de noviembre de 1844, en las afueras de Nájera, el teniente general de Varea se alzó en armas contra el Gobierno del Espadón de Loja, haciéndose eco de las promesas –luego incumplidas– del propio don Baldomero.
A lo largo de dos meses, quien fuera guerrillero, labrador, contrabandista, militar, político y, por último, sedicioso fue esquivando el patíbulo por las sierras riojanas, mientras eran detenidos y ajusticiados dos de sus hijos (Feliciano y Benito) así como varios de sus colaboradores.
Zurbano fue detenido en Ortigosa de Cameros por una patrulla compuesta por militares y guardias civiles, trasladado a Logroño en mulo y, al día siguiente, fusilado en el convento de Valbuena.