La Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios lleva décadas conmemorando la gesta del cabo Suceso Terrero en Hormilla, su localidad natal, y volverá a hacerlo el día 14 de junio, en colaboración con el Ayuntamiento, cuando se van a cumplir 93 años de su heroica muerte.
Suceso Terrero López nació en Hormilla en la primavera de 1896, hijo del secretario del Ayuntamiento. A los 24 años se enroló en la Legión Española, donde alcanzó el grado de cabo. En el verano de 1921, el Ejército intentaba recuperarse del ‘Desastre de Annual’ –ocurrido en julio–, batalla en la que diez mil soldados españoles perdieron la vida ante a las huestes del cabecilla rifeño Abd-el-Krim.
Buscando venganza, el Gobierno de Madrid ordenó reconquistar el territorio perdido, por lo que planeo una ofensiva desde el área de Melilla, avanzado bajo la protección de los denominados ‘blocaos’. Los ‘blocaos’ no eran sino puestos defensivos protegidos por sacos terreros, alambradas y otros parapetos naturales, cual simples barricadas, cubiertos por una tejavana de cinc, que podía levantarse cuando el sol del desierto se hacía insoportable.
El ‘blocao’ de Dar Hamed, situado en la ladera del monte Gurugú, constituía para ambos bandos un enclave estratégico. De hecho, este ‘blocao’ al que llamaba ‘El Malo’ –por el riesgo que corrían sus ocupantes y las lamentables condiciones de vida que estaban obligados a aguantar–, era vital en la defensa de la ciudad de Melilla y en el control de la carretera que llegaba de Nador.
Después de aguantar días y días de hostigamiento y penosidades, el teniente Fernández Ferrer, oficial al frente del destacamento, solicitó al mundo ayuda urgente a través del heliógrafo.
Ante la gravedad de la situación, el teniente de Infantería Eduardo Agulla pide a sus superiores acudir al rescate de los sitiados secundado por las fuerzas del Tercio de Extranjeros. Sin embargo, la plana mayor, temiendo dejar desprotegida en exceso la defensa de Melilla, desaprobó el ofrecimiento. Sin embargo, sí autorizó destacar un pelotón de legionarios, para el todos se presentaron voluntarios. Tras dar las gracias a sus hombres, Agulla designó al riojano Suceso Terrero para liderar la peligrosa misión al frente de una quincena de legionarios.
A golpe de fusil y bayoneta, Terrero y sus hombres alcanzaron el ‘blocao’ de Dar Hamed tras sufrir dos bajas. Allí encuentran gravemente herido al teniente Ferrer, que murió por la noche tras recibir otro impacto de bala. La intensidad del fuego de las tropas de Abd-el-Krim es tal, que legionarios e infantes españoles van cayendo como moscas dentro del propio refugio.
La masacre había dejado al cabo Suceso Terrero al mando del ‘blocao’ quien, en la madrugada del 16 de septiembre –sin víveres ni municiones–, ordenó a su compañero Ernesto Miralles pedir ayuda. Poco después, el refugio fue destruido por un obús artillero, que mató a todos sus ocupantes.
Cuando la Legión llegó al ‘blocao’, el legionario Francisco Pages recogió entre sus brazos el cuerpo de Terrero, y entre lágrimas, exclamó: «Perdóneme mi cabo, por no haber podido llegar a tiempo de salvarles».
Visitas a Hormilla
«Llegó a disfrutar permisos en su pueblo natal y paseó con orgullo el uniforme legionario por las calles de Hormilla. Los más ancianos, entonces niños, le recuerdan exhibiendo la capa e incluso cuentan que, a veces, jugaban con la borla de su gorro legionario». Así recordaba al cabo legionario Suceso Terrero el cronista oficial de Najera, Fortún Garcés, en un libro escrito sobre la localidad riojalteña titulado ‘Hormilla’ (Gráficas Pevisa de Logroño 1991).
Y es que el cabo Terrero fue uno de los primeros jóvenes que se alistó en la Legión, recién fundada por el entonces teniente coronel José Millán-Astray. Suceso se despidió de sus padres, Ciriaco y Modesta, y se enroló en su gran y última aventura.
Millán-Astray, que atesoraba una larga experiencia en la denominada Policía Indígena y en los Regulares de Marruecos, que que la Legión se convirtiera en una unidad militar donde quedaran amalgamadas la estructura de la Legión Extranjera Francesa y la tradición militar española del Siglo de Oro, encarnada en los Tercios de Flandes. Fundada bajo las premisas del honor, el deber y el sacrificio, por real decreto del rey Alfonso XIII en 1920, la Legión forjó su leyenda en acciones como la de Suceso Terrero, considerado todo un héroe de la unidad.
El militar riojano, que entregó su vida con tan sólo 28 años, está enterrado en el Panteón de Héroes, osario de tropa, en el cementerio de Melilla.