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Marcelino Izquierdo

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El Museo de La Rioja atribuye a Andrés de Melgar dos obras de Alonso Gallego

 

Diez años después de una rehabilitación trufada de problemas, divergencias arquitectónicas y rifirrafes políticos, el Museo de La Rioja reabrió sus puertas con bastantes lagunas. Según expertos consultados por este diario, tanto el hilo conductor como el planteamiento museográfico carecen de un discurso coherente. Es cierto que la rehabilitación del edificio del Palacio de Espartero ha puesto en valor el continente, sin embargo, la estructura del contenido –señalan– deja mucho que desear.

Las vitrinas, por ejemplo, incluyen materiales tan diversos como cerámica, metal, hueso, madera o piedra y, además, carecen de reguladores electrónicos que midan temperatura y humedad, lo que no ayuda a una idónea conservación de piezas tan singulares.

También critican los especialistas la instalación de luces halógenas para iluminar las obras de arte, en vez de emplear luces led, mucho menos dañinas. Tras las primeras críticas recibidas, la Dirección del Museo optó por alejar los focos que alumbran las Tablas de San Millán –una de sus joyas– y enfocar el haz de luz de manera indirecta.

Meses después, Diario LA RIOJA denunció la falsa atribución –a sabiendas– del lienzo de ‘San Francisco de Asís’ a El Greco cuando, en realidad, procede del Taller de Domenikos Theotokopoulos y no de un único pincel. Las cartelas tuvieron que ser corregidas hasta dos veces.

Además, el Museo de La Rioja atribuye al pintor Andrés de Melgar (Benavente, Zamora, c. 1500) dos obras, que el prestigioso profesor Gabriel Moya Valgañón asigna a Alonso Gallego (Medina del Campo, Valladolid, c. 1473). Se trata de ‘Calvario’ y de ‘Virgen de los Ángeles’.

Andrés de Melgar –conocido como el maestro de Támara–  contrató las pinturas del retablo de la catedral de Santo Domingo junto con Alonso Gallego, residente en Nájera desde finales del siglo XV. Las mencionadas pinturas se hallan en la actualidad en los muros exteriores del coro, en el lado de la Epístola las que narran la vida de Santo Domingo de la Calzada, y en el trascoro las que se refieren a la Pasión.

Hace décadas, Gabriel Moya –antiguo jefe del Área de Conservación de Patrimonio Nacional– atribuyó diferentes obras que se encuentran en La Rioja a la mano de Andrés Melgar, debido a su afinidad con las pinturas de la catedral calceatense. Sin embargo, en posteriores investigaciones, el experto riojano comenzó a discriminar cuáles correspondían a Melgar y cuáles a Alonso Gallego, lo que le ha llevado muchos años de minucioso estudio.

En su último libro, ‘Alonso Gallego y Andrés de Melgar, pintores’ (IER, 2013), Moya Valgañón deja bien claro que los cuadros ‘Calvario’ y ‘Virgen de los Ángeles’ fueron creados por Gallego y no por Melgar, como informan las cartelas del Museo.

Quizá algunos de estos errores sean fruto de que el Museo de La Rioja reabrió sin haber catalogado algunas de las obras que expone, punto que ha sido negado por la Dirección. Sin embargo, ocho meses después, todavía no hay fecha para la presentación de un catálogo, pese a que ha habido tiempo más que suficiente para acabarlo, sobre todo si tenemos en cuenta que el Museo ha estado una década cerrado al público, pero no a los trabajos internos de investigación y catalogación.

 

 

Calvario. La tabla fue pintada por Gallego en la etapa central de su obra

 

Esta gran tabla (2,30 x 2,10 m.) se encontraba en el monasterio de Santa María de La Estrella, en San Asensio. Así lo confirmó en 1848 el artista aragonés Valentín Carderera, que recorrió y pintó el patrimonio riojano en aquella época. Ese mismo año, el arquitecto e intelectual logroñés Maximiano Hijón logró el traslado de la obra a Logroño para el futuro museo de la Comisión de Monumentos. Explica Moya Valgañón: «Es la típica Crucifixión de gran espectáculo, presidida por el centro por Cristo muerto al que flanquean los dos ladrones cuyas cruces marcan líneas de fuga, dispuestos los tres en un amplio paisaje que, en su mitad inferior, se llena de una multitud de figuras formando corro y cerrándolo». Como conclusión, añade que el ‘Calvario’ que expone el Museo de La Rioja –que atribuye su autoría a Andrés de Melgar– «correspondería a su etapa central», al igual que el retablo mayor que pintó en el monasterio cisterciense de Cañas.

Virgen de los Ángeles. Una de las obras más interesantes de la pintura quinientista en La Rioja

 

También la tabla titulada ‘Virgen de los Ángeles’ (1,31 x 107) –que cuelga el Museo de La Rioja– formó parte de la colección reunida por la Comisión Provincial de Monumentos en el siglo XIX, «una de las más interesantes producciones de la pintura quinientista en La Rioja», según Gabriel Moya. El experto destaca su curiosa iconografía, «al reunir en una misma composición la Virgen de la Misericordia, del Amparo, de la Merced, Auxiliadora o Mediadora con la Reina de los Ángeles». Destaca también el experto «cómo el mayor trazo de unión entre ambos grupos (los de las partes superior e inferior) puede ser el angelito que, bajo la Virgen, alarga su mano hacia la corona imperial, quién sabe si para entregarla a su señora». Sobre la corona imperial que aparece en el suelo, Moya señala que es probable que «aluda al emperador Carlos, aunque el prognatismo familiar parece menos acusado que en la mayor parte de los personajes de Gallego».

«En arte no hay nada definitivo, todo está sujeto a revisión»

José Luis Pérez Pastor. Director general de Cultura

El responsable de la Consejería asegura que el Museo de La Rioja está ultimando la publicación del catálogo de obras.

–El Greco que no era El Greco y, ahora, obras de Alonso Gallego atribuidas a Andrés de Melgar. ¿Le parece normal?

–Hasta el siglo XIX pocas obras habían sido adscritas a un autor concreto. A veces le damos más importancia a la firma que a la calidad de la obra.

–Quizá por eso mismo era innecesario atribuir a El Greco un cuadro que no lo era.

–La cartela es la misma que había cuando la actual directora se hizo cargo del Museo.

–Pero desde entonces han pasado más de treinta años…

–Lo importante es que se han tomado las medidas, se ha subsanado y ahora está bien.

–¿Y qué me dice de los cuadros atribuidos por el Museo a Andrés de Melgar cuando el profesor Moya Valgañón defiende que fueron pintados por Alonso Gallego?

–Es un debate interesante en el que hay que seguir profundizando. En arte no hay nada definitivo; todo está sujeto a revisión.

–Es verdad. Sin embargo, Moya no es cualquiera. Fue jefe de conservadores de Patrimonio Nacional y lleva muchos años estudiando a estos dos artistas.

–Lo cierto es que hasta ahora no existe ningún documento que atestigüe que estos cuadros sean de Alonso Gallego.

–Tampoco los hay que atestigüen que son de Melgar. Sin embargo hay rasgos característicos, colores, iconografía…

–El libro que escribió Moya, ‘Alonso Gallego y Andrés de Melgar, pintores’, fue publicado en el IER el año pasado y es una tesis a tener en cuenta, pero no la única.

–Este periódico tiene constancia de que el Museo de La Rioja reabrió sin tener catalogadas buena parte de sus obras.

–No, no. De hecho se está preparando la edición de un catálogo.

–¿Saldrá pronto a la calle?

–Todavía no hay una fecha concreta. Estas cosas siempre llevan su tiempo.

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Certezas, curiosidades y leyendas del pasado, de la mano de Marcelino Izquierdo

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