“La cultura es la suma de todas las formas de arte, de amor y de pensamiento, que, en el curso de siglos, han permitido al hombre ser menos esclavizado”
(André Malraux)
Arranca un tiempo nuevo en el Palacete, tras casi media vida de virreinato, con dos promesas que no son baladís: transparencia y cercanía o cercanía y transparencia –tanto monta, monta tanto- de las que tan necesitada está La Rioja. Bienvenidas sean ambas como declaración de intenciones, si bien con el paso de la legislatura veremos cuál es la magnitud y el calado que José Ignacio Ceniceros revela en tal empeño. Nada podemos juzgar de la labor del recién alumbrado Gobierno, todavía en fase de ensamblaje, aunque la sola formulación de las diferentes consejerías despierta alguna duda.
Y es que las palabras –o su ausencia– no son inocentes. Veamos: Presidencia, Relaciones Institucionales y Acción Exterior; Administración Pública y Hacienda; Salud; Políticas Sociales, Familia, Igualdad y Justicia; Educación, Formación y Empleo; Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente; Desarrollo Económico e Innovación; Fomento y Política Territorial.
¿Dónde está Cultura? ¿Dónde está Turismo? Se nos llena la boca a los riojanos con lo valioso de nuestro acervo cultural, de nuestro patrimonio, con la creciente influencia del turismo en la economía regional y, sin embargo, nada de ello aparece de forma explícita en la nomenclatura de las ocho carteras autonómicas.
Inquieta la inclusión emboscada de la Cultura en la Consejería de Desarrollo Económico e Innovación porque, cierto es que la Cultura genera una industria que crea empleo y da pingües beneficios. Pero no hay que olvidar, ahora que se manosean tanto conceptos como libertad, liberal o libre albedrío, que la verdadera libertad es la Cultura.
Unamuno dixit.