«Y tras haber oído tantas y tan grandes maldades en dos días enteros que duró el Auto, después de gran rato de la noche nos fuimos todos santiguándonos á las nuestras»
De esta forma concluye la ‘Relación de las personas que salieron al Auto de Fe que los señores don Alonso Becerra Holguín, del hábito de Alcántara, licenciado Juan Valle Alvarado, y licenciado Alonso de Salazar y Frías, inquisidores apostólicos del reino de Navarra y su distrito, celebraron en la ciudad de Logroño en 7 y 8 días del mes de noviembre de l610 años, y de las cosas y delitos por que fueron castigadas’.
Gracias a la crónica periodística que el impresor Juan de Mongastón publicó en Logroño justo dos meses después –y a otra similar editada en Burgos días más tarde– este Auto de Fe pasa por ser el mejor documentado de cuantos perpetró el Santo Oficio en suelo español y conocido a nivel mundial por los expertos. Once brujas ardieron en la hoguera junto a lo que hoy es el Pozo Cubillas.
¿Y qué han hecho las autoridades, cuatro siglos después, para poner en valor este capítulo tan importante del pasado logroñés, que bien explotan tanto en Zugarramurdi como en Urdax? Absolutamente nada.
Ahora, por suerte, gracias a la iniciativa de varios colectivos juveniles y culturales riojanos, la ciudad va a conmemorar los 405 años de una de las páginas más negras de su historia. Y digo bien conmemorar, porque es necesario conocer con detalle los errores que cometieron nuestros antepasados para nunca volver a repetirlos.
Merece la pena acercarse al Casco Antiguo el próximo fin de semana y vivir lo que ocurrió en esas calles de 1610, cuando la intolerancia se aprovechó de la ignorancia para apoderarse de la voluntad popular.