Quién iba a decir que un edificio proyectado por el progenitor del Padre Arrupe terminaría siendo la Filmoteca Rafael Azcona, aunque para ello hayan tenido que transcurrir casi 90 años. El pasado 6 marzo La Rioja estrenó su Filmoteca en la calle Calvo Sotelo y la bautizó con el nombre de su cineasta más universal: el guionista logroñés Rafael Azcona. El edificio, sin embargo, está plagado de historia, la mayor parte vinculada al séptimo arte.
En los años 20, el arquitecto bilbaíno Marcelino de Arrupe (padre del quien fuera general de la Compañía de Jesús, el sacerdote jesuita Pedro Arrupe) proyectó varios edificios que se iban a levantar en el ensanche logroñés, a través de la por aquel entonces bautizada calle Zurbano. Uno de ellos era el destinado a la Casa Social Grande, soberbia construcción que todavía sobrevive en la esquina de Calvo Sotelo con Capitán Cortés, y que fue inaugurada por el mismísimo rey Alfonso XIII, el 15 de octubre de 1925.
Antiguo Cinema Social
La otra construcción –pegada a la anterior–, más modesta aunque con un indudable interés arquitectónico, era la designada para albergar la sede social de la Federación de Sindicatos Agrícolas Católicos de la provincia de Logroño, cuyo emblema más popular fue el Cinema Social, abierto al público desde el año 1924.
El Cinema Social fue, sobre todo –como su nombre indica–, una pequeña sala de proyección en la que lo mismo se estrenaban nuevas películas, que se proyectaban sesiones dobles o clásicos del cine mudo. Tampoco se cerró el Social a la música popular, a las varietés o al teatro.
Así permaneció hasta que el 1 de enero de 1947 pasó a denominarse cine Rialto, con un carácter más comercial y moderno. Tras el estreno de ‘Calle Mayor’ en el recién inaugurado cine Avenida, la película de Juan Antonio Bardem se llevó al Rialto, para que los logroñeses pudieran disfrutarla o criticarla.
El Rialto –medio derruido, como se aprecia en la imagen–, fue cerrado a finales de los 60 y reabierto como sala Gonzalo de Berceo. En la siguiente década, acogió durante un tiempo la Filmoteca Nacional y sirvió de plataforma para muchos de los cine club que iluminaban la ciudad. Y como centro multiusos –donde el cine subtitulado se alternaba con sesiones de magia, festivales infantiles o sesiones de ballet y teatro– ha funcionado hasta hace poco más de un mes.