Logroño inauguró un busto en honor del científico riojano el 14 de noviembre de 1982, con gazapo incluido
El 14 de noviembre de 1982, soleado domingo por más señas, quedaba inaugurado el busto en honor al ilustre oftalmólogo logroñés Ramón Castroviejo Briones, en los jardines aledaños al Instituto Práxedes Mateo Sagasta. Realizada en bronce y mármol, fundido y esculpido, la escultura es obra del artista Vicente Ochoa, y su presupuesto ascendió a 300.000 pesetas de aquella época, reunidas por suscripción popular.
En la fotografía que llega a esta ‘Retina de la Memoria’, además del propio Castroviejo, aparece en primer término Miguel Ángel Marín, entonces alcalde de Logroño y, aunque no sale en cuadro, allí estuvo también Jesús Jadraque, más conocido –sobre todo en Alberite– como ‘el Mendo’, un trasplantado de córnea que había sido el verdadero artífice del homenaje.
Desliz ortográfico
En la placa conmemorativa de bronce atornillada al pedestal todavía puede leerse: «La Rioja a su ilustre y eminente oftalmólogo Dr. R. Castroviejo 1982». Pero ocurrió algo muy curioso. Algunas horas antes del acontecimiento, alguien se dio cuenta de que había una errata en el texto. La palabra ‘oftalmólogo’ estaba escrita con ‘p’ (optalmólogo) y no con ‘f ’ como era lo correcto. Quizás el fallo ortográfico tuvo su origen en la errada fusión entre oftalmólogo y óptico. Nunca lo sabremos.
El caso es que el equí- voco trató de ser solucionado a golpe de lima, raspando la ‘p’ tantas veces como hizo falta hasta que pareciera una ‘f ’, lo que sólo se consiguió a medias. Mucha gente, no obstante, no cayó en la cuenta. Tiempo después, la placa inicial fue cambiada por otra más ortodoxa.
Hijo del también oftalmólogo riojano Ramón Castroviejo Novajas, Castroviejo Briones nació en Logroño en el año 1904, cursó sus primeros estudios en el colegio de los Hermanos Maristas de la capital y se doctoró en Medicina por la Universidad de Madrid. Gracias a una beca, el riojano pudo viajar a Chicago el científico logroñés, donde alternó la docencia con la cirugía, para trabajar años después en la prestigiosa clínica Mayo de Nueva York. Allí realizó el primer trasplante de córnea en seres humanos. Era el año 1932. Profesor en la Universidad de Columbia y catedrático en la Universidad de Nueva York, Castroviejo regresó a España tras su jubilación, en 1975. Falleció en Madrid el 2 de enero de 1987, si bien fue enterrado en su ciudad natal, a la que adoraba.