Quizá el único fruto cosechado por el plan director de la Villanueva, cuyo expediente inició el Ayuntamiento capitalino hace ya ¡doce años!, sea que los logroñeses ya denominan al barrio por su nombre adecuado y no por el erróneo de la Judería. Desde entonces llevan los munícipes vendiendo humo, con el prestigioso arquitecto Alvaro Siza como bandera de enganche, sin que nada se haya movido desde entonces. Y lo que no mejora, siempre empeora.
Para más inri, por segundo año consecutivo, el programa europeo ‘Estrategias de Desarrollo Sostenible e Integrado’ ha dejado a Logroño sin los casi dos millones de euros de los fondos FEDER solicitados para el plan de la Villanueva. El Casco Antiguo de Calahorra se ha llevado el botín, aunque según el equipo municipal de gobierno no se trata de un fracaso. En efecto. Al menos en esta ocasión la capital ha quedado segunda; en la convocatoria anterior, el proyecto no fue ni seleccionado, al «no llegar a la nota mínima de 50 puntos».
Sin duda, vamos progresando.
No quiere entender este Ayuntamiento que, al margen de rimbombantes planes arquitectónicos y paletadas de dinero europeo, lo que la Villanueva necesita, y de forma urgente, pasa por más limpieza, mayor iluminación, calles asfaltadas y sensación de seguridad. Les recomiendo que visiten, una a una, las siete calles paralelas situadas entre avenida de Navarra y Rodríguez Paterna. Sentirán vergüenza.
Por suerte, el Consistorio parece tener ahora más claro que el barrio no es Judería sino Villanueva y, también, que no «fue reconstruido por los judíos en el siglo XIV después de que los cristianos lo incendiasen», palabras textuales, y sin ningún rigor histórico, del primer proyecto oficial presentado en la Alcaldía en el año 2005.
Algo es algo.