Con motivo de las fiestas de San Fermín 2013, Pamplona ha celebrado con orgullo el aniversario de uno de los lugares más emblemáticos: el Café Iruña. Hace 125 años, el arquitecto riojano Maximiano Hijón levantaba un imponente edificio en plena plaza del Castillo, centro neurálgico de la capital navarra, en cuya planta baja abría al público la histórica cafetería, mientras que en el primer piso se instalaba el Nuevo Casino Principal. Corría el año 1888.
Dos décadas antes, Hijón ya había ejercido como arquitecto provincial de Navarra, con residencia en Pamplona, vínculo profesional y sentimental que mantendría toda su vida. De hecho, el edificio que ocupa el actual nº 44 de la plaza del Castillo fue uno de los últimos que este logroñés ilustre proyectó, pues fallecería en 1891.
Maximiano Hijón Ibarra nació en 1817, se licenció en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y tuvo el privilegio de ejercer como primer arquitecto provincial y municipal de Logroño.
Por su casa solariega –ahora venida a menos en Herrerías, 5– eran frecuentes las fiestas, las visitas insignes, los conciertos, así como las tertulias sobre música, pintura, cultura, política y actualidad en general. El edificio todavía se mantiene en pie en una zona de la ciudad bastante depauperada, quizá por la habilidad de quien diseñó la casa en la que iba a habitar o por los materiales empleados en la misma.
La vida amorosa del arquitecto Hijón también tuvo su aquél. Ya maduro, contrajo matrimonio con una sobrina, pero no tardó mucho en enviudar; por lo que se casó en segundas nupcias con Rosa López Corona, hermana menor de su primera esposa, quien compartía con él su preocupación por los niños pobres. En su propio inmueble de la calle Herrerías fundó Hijón una escuela que tras su fallecimiento, el 12 de julio de 1891, gestionó su mujer, contando para ello con la colaboración de varios arquitectos riojanos.
Pero la verdadera pasión de don Maximiano no era otra que la defensa del patrimonio. De hecho fue miembro de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos en representación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
En definitiva, que aquel café decimonónico que frecuentó Ernest Hemingway –allí tiene su ‘rincón’, con escultura y todo–, y por el que han pasado personalidades de medio mundo, tuvo su germen en un arquitecto hoy casi desconocido en su ciudad natal.
Si don Maximiano levantara la cabeza y viera el estado del Casco Antiguo de Logroño…