Aunque no lo parezca tengo amigos en La Rioja. Hay gente que me entiende, que me acoge con cariño pese a mis idas y venidas. Yo me muevo mucho Ebro arriba, Ebro abajo… A veces demasiado. El otro día por ejemplo, cuando salía del trabajo y solté un “¡¡¡Parto por fin para mi Reyno!!!…” uno de vuestra especie me dijo: “¿Tan mal te tratamos? ¿No nos quieres? ¡Todo el día viajando!”

Y no es así. Fue un simple gesto de felicidad por abandonar mi puesto de trabajo. ‘Euforia foral’ lo llamo yo. Es un estado propio de los Navarros que nos hace desear regresar a territorios históricos cuando estamos mucho tiempo fuera de nuestro entorno (y más si es por trabajo). Aunque supongo que esto también le pasará a cualquiera de otra región, comunidad o etnia.. La ‘Euforia riojana’ ‘Euforia soriana’ o ‘Euforia aragonesa’ será lo mismo…  La ‘Euforia vasca’ igual no… que cada vez quedan menos y se vienen más por aquí… Habría que analizar la invasión de la zona alta  de vuestra región por los bilbaínos… esos están ‘euforicos’ por estar entre vostros.

Así que yo no os odio. No a todos… vamos…

Y ahora que tengo algún amigo por aquí, pues menos.

Va siendo hora de presentar a Sancho. Mi ‘hermano riojano’. Un chico de Alcanadre que conocí en Pamplona. Sancho es alegre. Optimista. Siempre está dispuesto a tomar algo. A darme conversación. En Pamplona nos hicimos hermanos. El bebió una copa de vino navarro que yo le ofrecí diciendo que era de La Rioja  y me aseguró relamiendose que se notaba que sólo en su tierra se hace buen tinto. Yo me tomé una copa de vino riojano que me ofreció  y le mentí diciendo que tenía razón, que en Navarra no hacemos tinto bueno y que se notaba que era un vino navarro el que bebía  por lo mal que sabía.

Nos hicimos hermanos de vino. Y eso marca.

Llenamos la copa y nos dimos al pimple…

A BEBER!!!

Sancho es de Alcandre. Pueblo fronterizo. Y sabe mucho de los usos y costumbres del Reyno. Porque cuando era pequeñico estudió parte de su formación básica en la gran localidad vecina de Lodosa.  Es un riojano con estudios forales. Yo siempre lo considero un puente de unión entre ambos pueblos. Entre nuestra cultura y vosotros. Entre nuestros fueros y vosotros. Entre nuestra historia y vosotros… (sí.. ya sé que tenéis cultura, fueros e historia también… pero como sabéis no son tan ricas y fructíferas como las nuestras, riojanos míos..)

Siempre le he usado para comunicarme cuando una conversación se pone tensa. Yo le llamo el ‘interprete riojanoforal’. Porque más de una vez me ha salvado de acabar rio Ebro abajo arrojado por alguno de vuestros compañeros que pierden los papeles cuando se les lleva la contraria (en eso, os parecéis bastante a los aragoneses, gente concienzada con sus ideas hasta el infinito y más allá). Sancho me salvó el otro día por ejemplo de sucumbir en Nájera por una discusión de un producto que por mucho que os empeñéis no fabricáis mejor que nosotros. Y esto así.

Porque si yo digo PIMIENTO

                                           Tu me respondes PIQUILLO

y si te digo PIQUILLO

                                            tu dices LODOSA.

Lodosa sí. Y no Nájera. Lodosa. Que aunque Nájera fuera emplazamiento del Reyno de Navarra y capital de veraneo de nuestros monarcas cuando queríamos que formaráis parte de nuestro paraíso, hay que decir que los pimientos más famosos de todo el mundo están en Lodosa y no en otro sitio. Y esto lo defiende hasta Sancho, que cuando va a Alcanadre consume pimienticos del otro lado del Ebro. O al menos eso me dice él… que ya sabéis que los diplomáticos y mediadores de conflictos  juegan mucho al despiste para conseguir la paz mundial.

El caso es que el otro día me ofreció unos pimientos de Nájera para que los catara. Se los habían dado en el trabajo y pensó que probándolos conmigo me convenecería de que también son buenos. Yo puse cara rara, pero como buen hermano foral que aprecia los dones que se le otorgan, los probé. Y he de decir que los pimientos no estaban mal, pero que la calidad y textura incoparable foral está a mil años luz de la riojana. Le dije que estaban buenos y sonrió. Y me explicó con gracia  algo de que al final todos somos hermanos de río y como con el vino, es cuestión de estar a un lado u otro, que la tierra es la misma y cosas así que sonaban a diplomacia barata…

Y cuando vio que no me convencía del todo me soltó: “Pero tú ya sabes que yo soy medio de Lodosa y sus pimientos. Por la cuenta que me trae…”.

No sé… Yo le creí… Que Lodosa es mucha Lodosa como para mentarla en vano. Palabra de Navarro.