La farsa del G-8
Al mismo tiempo que el glaciar
Perito Moreno se derrite en pleno invierno austral, los presidentes de los siete países más industrializados del mundo -más Rusia- se han comprometido -hoy en Japón- a reducir las emisiones de gases a la atmósfera en un 50% en 2.050.
La validez de esto es la misma que si yo me comprometo a regalarle a todo el que lea mi blog 200.000 euros en el 2.080. Cuando llegue el 2.050, George Bush estará muerto (afortunadamente), y yo también. También muerto estará este acuerdo. Un acuerdo de vergüenza, si tenemos en cuenta que el que se acordó en Kioto, en 1997, tan solo suponía reducir las emisiones en un 5% para el 2.010 y no lo ha cumplido nadie. Y ahora pretenden que nos creamos que van a reducir el 50%.¿A quién creen que engañan con esa farsa?
Y encima los EEUU – que producen el 25% de las emisiones mundiales- tienen la desfachatez de condicionar su apoyo a este compromiso a que las economías en desarrollo- China, India, Brasil, etc- se comprometan a no seguir desarrollándose de esta manera. Es el colmo de la desvergüenza.
No había más que verlos plantando un árbol. Creo que Bush no había visto un árbol ni una azada en su vida.
Es el circo mundial, con los carceleros del mundo, que no van a dejar de ganar dinero a costa de nuestro planeta. Que su única preocupación real es que sigamos esclavos del petróleo, – de las multinacionales que lo controlan- y seguir haciendo caja con las guerras y las miserias de esta humanidad.