En esta peña, -desde hace décadas- sabemos mucho de cabezas brillantes, aunque tampoco nos han faltado lustrosos molondrones … propios y apegados.
Algunas eran tan lúcidas que incluso conseguían que en la cuota anual entrara la cena de marzo y el abono de los toros. ¡Qué tiempos aquellos! … Entonces sí que hacian Filigranas con las finanzas. Si me llegan a decir hace 15 años, que tengo que pagar 10.000 pesetas para llevar a la cena de la peña a la novia, me da una angina de pecho, bien es cierto que las cenas en la Hermandad, o las que nos atestaba aquella señora de Arguedas – y sus finísimas camareras sin depilar -no eran de la categoría exquisita que se nos presupone. Salíamos de la bajera de los Tejeros con cierto olor a fritanga, que José Antonio Barco aireaba como podía con una escoba … pero no era suficiente. Mucho “remilgao” y “relamío” En esta santa peña.
En Aquellos años nadie se podía imaginar ni derribar la plaza de toros. Asistíamos a un par de festejos en marzo, seis o siete espectáculos de abono en agosto, traíamos a los Héroes del Silencio, Los Celtas Cortos, El Ultimo de la Fila … lo que tocaba. Quieras que no … se le daba un uso a la plaza de toros. Ahora es distinto, el abono es de dos corridillas más los rejones. Conciertos … uno al año y gracias.
Por ello la autoridad,-siempre atenta a las necesidades del pueblo – ha decidido que es imprescindible Construir un nuevo coso taurino, vamos … una “urgente necesidad”. Y así se hará si Dios quiere … y si no también.
Proponen hacer una plaza de toros y nueva cargarse la existente, que como todos sabemos se encuentra en sitio muy poco acertado. La nueva será otra cosa … sí. Junto al hospital quedará preciosa. Saldrá la peña del Raso (los diez o doce que acompañan a la txaranga) a las tres de la tarde para llegar puntuales al paseíllo y, tras la corrida,-a la vuelta hacia el pueblo – se pedirá no solo de agua … también víveres para la travesía de regreso.
En el lugar que ocupa la actual, se levantarán unos hermosos bloques de traidoras viviendas … profanando la arena que pisara Manolete, Espartaco o José Miguel Arroyo.
Lo más cojonudo es que no hace falta demoler la plaza actual. Se puede dejar “patena” con cuatro duros, cómoda, y funcional para doscientos años más.
Todo cambia y ahora no quiero ponerme nostálgico al recordar el chiste de “La Liebre beriebre” del Luismi, ni rememorar a Pepe Ibáñez organizando el circuito cultural de la Rioja Baja. O a José Luís Cinca, picando en la casa recién comprada ….que me conozco y soy de lágrima fácil. O aquellos guateques en el cuarto de la peña, sin camareros profesionales, en los que solo les cobrábamos a los de la Philips … y no a todos. Cada noche una cuadrilla de la peña …sin intrusos no afiliados. Y de encargados de la recaudación, el María Toledo y el Chon.
Y qué fue de aquellos tendidos de sol, llenos a reventar de peñistas. De aquellos toros tan lustrosos, con sus dos pitones y un par de huevos … negros y titilantes. De Vicente Ruiz “El Soro”, toreando descalzo bajo un aguacero sobre dos palmos de agua … y de José Antonio Campuzano besando requetebesando ese albero sobre el que la autoridad quiere ahora construir pérfidas viviendas.
Menuda carroza que nos hubiéramos cascado en aquellos años contra la autoridad si se les ocurre proponer una nueva plaza de toros. Entonces éramos muy heavies. Todos los años machacábamos a María Antonia San Felipe con la carroza del 25 de agosto. La pobre debía de pasarse la noche sin dormir esperando la “criti.-carroza”. Creo que se vengaba de nosotros … no ganábamos nunca.
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Los tiempos cambian. Nuevas formas y maneras de entender la fiesta se abren paso. Conviene ser inteligente y aprovechar lo que tengan de bueno Las nuevas ideas sin perder las raíces y, ante todo, no ceder a las extravagancias ni a los devaneos mentales de quienes sin argumentos creíbles, pretenden cambiar la historia de las cosas y lo que representan para quienes las hemos vivido.
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*(La Retahila nº 29 agosto 2009 pag. 12-13)