El Estado como organización social ha contado históricamente con importantes detractores.
Por una parte, la derecha capitalista siempre ha considerado que el Estado debe ser un ente delgado que proteja ante todo el capital y sus privilegios; que no destine recursos a satisfacer las necesidades sociales de los más desfavorecidos.
Desde la izquierda radical también se ha visto al Estado como el enemigo a destruir. Los posicionamientos anarquistas planteaban – y seguirán planteando- la desaparición del Estado , entendiendo siempre al mismo como una organización social o jerarquizada que se impone a la individualidad. Pero esa individualidad está demostrado que lleva en la mayoría de los casos al caos, mayormente en sociedades populosas.
La teoría de las ausencias; ausencia de normas, ausencia de control, ausencia de jerarquías organizativas…es también la ausencia de orden y de tranquilidad.No porque un ser humano sea incapaz de vivir sin un orden que lo someta y lo regule, sino porque es imposible convivir entre muchos individuos sin ese tipo de regulación.
En Haití esto queda meridianamente de manifiesto. Un Estado débil en recursos económicos humanos y en infraestructuras se ha visto desbordado y totalmente desaparecido por un terremoto. Para suplir esta carencia fundamental, papá USA ha enviado a sus marines.
No se puede convivir sin Estado.