Con la edad se van cogiendo manías. El alcalde de Calahorra se ha aficionado a bajar a la estación del ferrocarril. Un día con una pancarta, otro con un tronco ( o colega) …pero siempre a contar mentiras y emponzoñar. Lo que más le gusta.
Se queja Pin y se lamenta Pon, de lo malos y tontos que son los del ministerio. Han llegado a Calahorra a invertir más de 200.000 eurillos en adecentar nuestra estación del ferrocarril. Pero antes de venir, se pusieron en contacto con todos los alcaldes de las poblaciones con estación, para trasladarles los proyectos, explicarles lo que iban hacer y…lo más importante, recabar opiniones y propuestas para dichas obras. Todos los ayuntamientos respondieron. El de Alfaro –sin ir más lejos- modificó varias cosas. Pero el ayuntamiento presidido por Pin, y por Pon…y por “porrón pon pon”, ni recibieron a los representantes de Adif, ni se dignaron a pedir documentación ni respondieron, ni atendieron por tf a los mismos. Vamos…¡Ni puto caso!
Eso sí, los infatigables Pin y Pon, esperaron taimadamente a ver cuando acababan las obras para bajar a criticar lo que no comprenden sus cabezas. Que alguien realice unas obras conforme a la normativa.
Unas obras realizadas conforme a la normativa de seguridad para evitar accidentes y facilitar el acceso a las personas con discapacidad.
Y ellos, tan listos que son, se fotografían en los escalones de acceso restringido. En los escalones de uso exclusivo para el personal de la estación. Que están pintados de amarillo para indicar al pasajero que no son de uso y, se hacen la foto justo debajo del cartel que señala el lugar donde se encuentra el paso habilitado y seguro para peatones.
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¿Se puede ser más cínico?…posiblemente. ¿Más ridículo?…es difícil.