Un empedernido taurino, me pidió un extraño favor, siendo yo como soy poco asiduo a las corridas…de toros.
Quería que conociendo –como conozco- a tanta gente en Arnedo, le consiguiera dos entradas para ver al monstruo de Galapagar, para el 20 de marzo, en la inauguración taurina del “Arnedo Arena”.
Llamé a mi colega Mario, y le traslade la encomienda. Pues bien. Todo encargado. Aunquue se quedó sin entradas.
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El día de antes de abrirse las taquillas y poner los billetes a la venta, me llama a las 11 de la noche. Me comenta que pese a que hasta el día siguiente no salen a la venta las entradas, una cola de personas – de más de 300 metros de larga- espera ya junto al Cervantes, con la intención de pernoctar en la calle durante las próximas 11 horas hasta que comience la venta. No puedo creer lo que escucho.
Así es, más de 300 personas sentadas sobre la acera, en sillas plegables etc. esperaban por sus entradas (los menos), y la mayoría esperaba por encargo. Muchos habían contratado a personas para que por un precio pactado, pasaran las largas horas nocturnas guardando el puesto en la fila.
Un nuevo sistema de contratación laboral no regulada.
Cuando amaneció, la fila fue incrementándose, para acabarse por concentrar (según dicen) más de 2500 personas ávidas de sus dos entraditas para José Tomás.
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Cuanta afición a las corridas.