El tercer presidente de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrrán, desde que ocupara el cargo allá por el 2007, ha sido todo un ejemplo de versatilidad ideológica, cintura de futbolista y cara de boxeador.
El que comenzara atacando -con más visceralidad que razón- al gobierno de Zapatero, últimamente se ha ido reciclando y reposando al tiempo que sus empresas iban protagonizando sonoras quiebras. La más sonada la de la empresa aeronáutica “Air Comet.
A mitad de marzo el Ministerio de Economía se veía obligado a disolver la compañía aseguradora “Mercurio”, también propiedad de Diaz Ferrán, para evitar impagos a los asegurados y, más recientemente la crisis de Viajes Marsáns.
Parece, -a juzgar por estas y otras noticias-, que no es la persona más adecuada para estar al frente de la patronal. Un patrón al que le quiebran las empresas no puede ser el más apropiado para dirigir a todos los empresarios. Tampoco para dar consejos sobre como salir de la crisis. Pero algo si que es cierto, ¡es español!, y como todo buen español que por tal se lo tenga, ha de hablar de lo que no sabe y proponer ocurrencias ingeniosas. Una de ellas fue sonada…quería contratos para jóvenes a los que se pudiera echar a la calle sin indemnización ninguna ni derecho a paro.
La última se la trasladaba al presidente Zapatero, la pasada semana en la Moncloa. Para Díaz Ferrán las medidas propuestas por el ejecutivo son buenas y ayudarán. Pero se puede hacer más…y él propuso un camino. Le pidió a Zapatero que se dejara de destinar el 0,7 % de los presupuestos a cooperación al desarrollo. Si bien es cierto que ni con mucho España llega a esa cantidad…pero bueno.
Dijo Ferrán, que con el dinero que mandan a sus casas los extranjeros que trabajan en España ya es suficiente, que el resto se lo quede el Estado.
No puedo estar en mayor desacuerdo. El dinero que se destina a cooperación con países necesitados del tercer mundo es sin duda alguna el dinero mejor gastado y mejor invertido de todas las partidas presupuestarias de responsabilidad estatal. Es el dinero más justamente gastado y supone una cantidad inferior al 0,5 % .
Estoy plenamente convencido de que la propuesta de la patronal no será tenida en cuenta. Solo faltaría -a estas alturas de la película- que tengamos que recortar el esfuerzo ético y social que España destina a reforzar la cohesión con países a los que durante siglos hemos – desde Occidente- explotado, minusvalorado y esquilmado sin descanso. Unas ayudas moralmente justificadas, a cuya lograda consecución han contribuido decenas de miles de personas en este país, entre ellas ciudadanos de la talla del ya desaparecido Vicente Ferrer.