Desde las revueltas obreras en la Barcelona de principios del siglo pasado, pasando por la transición democrática y terminando en el despacho de uno de los abogados laboralistas, a los que puede acudir – mañana mismo- un trabajador que vea pisoteados sus derechos…hemos de dar gracias a Dios cada día por tener a los sindicatos. […]