Me desayuno con un imponente titular en larioja.com. “Pedro Sanz al frente del Congreso Nacional del PP”. Parece que habida cuenta que ni será presidente del Senado ni tampoco del Congreso de los Diputados, ni ministro, (que son los nombramientos que aventuraban determinados círculos “bien informados”) a nuestro querido Pedro María le han colocado como Presidente del 17 Congreso Nacional de PP. Un cargo efímero, pero de la máxima responsabilidad.
Según cuenta la crónica periodística, Sanz asume con “honor y orgullo” la organización del evento.
Afirma el caporal del PP riojano que: “es un reconocimiento al propio PP de La Rioja, al trabajo que venimos haciendo, y una muestra de confianza en la persona». Y está en lo cierto, resulta evidente que Mariano Rajoy confía en su persona, sino no se explica que lo nombre para un cargo de tal responsabilidad.
Ser presidente (y organizador según dicen) de un congreso ordinario -de una formación política- es efímero pero trabajoso.
Organizarlo no es moco de pavo. Hay que buscar local, mandar cartas a los asistentes, elegir y contratar el catering para los dos días que dure el evento, convocar ruedas de prensa, transcribir a máquina las ponencias, hacer fotocopias, comprar bolígrafos serigrafiados, realizar un casting para azafatas y camareros… Meter las credenciales en una funda de plástico, apañar un justiprecio para el “Ferrero Roche”….Puffffff. Es tarea complicada que todo salga perfecto. Mayormente si se pretende imprimir al cónclave la educación, el saber estar…La cortesía, el buen gusto y el talante conciliador que siempre identifica las intervenciones de Sanz.
¿Y qué opinará de esto Iñaki Anasagasti?