Esta es tan solo una de tantas. De las muchas que veremos el recurrente “donde dije digo, digo Diego”.
Tan solo un año después los españoles y españolas hemos asimilado la libertad de poder entrar en los locales públicos sin tener que sufrir el humo cancerígeno de los cigarrillos y, hasta tal punto lo hemos asumido, que ya nos parece lo más normal del mundo, incluso –diría yo- un derecho fundamental.
Solamente un año ha sido necesario para demostrar que todos los argumentos a favor de la prohibición de fumar en locales de acceso público eran ciertos.
Por el contrario todas aquellas quejas de algunos, alentadas por individuos como el famoso hostelero de Marbella, o dirigentes del PP como Esperanza Aguirre -o el propio Mariano Rajoy- se han demostrado falsas.
Falsa de rotundidad fue la amenaza del despido masivo de trabajadores en la hostelería, pues un año después, (según CCOO y UGT), la prohibición ha tenido un efecto nulo en lo que a pérdida de puestos de trabajo se refiere. También se ha demostrado falso el anuncio de que cerrarían miles de establecimientos. No ha cerrado ninguno. Es más, un año después resulta que existen más bares y restaurantes. Y
La última de las grandes mentiras, -la que contaba Rajoy- tampoco se va a producir; el gobierno de PP no va a modificar la ley prohibicionista…¿Por qué?. Es muy sencillo. Según la comunidad médica de este país, esa ley ha sido tremendamente beneficiosa para la salud de los ciudadanos. Baste recordar que en solo un año se han reducido en un 10 % los casos de infarto en España, un 15% las atenciones sanitarias por casos de asma infantil y, nada más y nada menos que más de 600.000 personas han dejado de fumar.
Yo personalmente estoy encantado de poder entrar en un bar y no tener que tragarme el humo cancerígeno del cigarrillo que se fuma el vecino, ni de que se lo traguen mis hijas. Encantado de poder cenar en un restaurante junto a otras cien personas y que nadie fume y ante todo estoy encantadísimo de ver como los fumadores y fumadoras de este país han entendido a las mil maravillas que no fumar en un local público y cerrado es bueno para los demás y se salen a la calle, en lo que es un ejercicio mayúsculo de civismo y de respeto a los demás. Me quedo con el ejemplo de los fumadores.
La Ministra de Sanidad – Ana Mato- ya ha anunciado que esta ley no se toca.
¡Qué distinto es gobernar a hacer oposición destructiva y sin cabeza!