A lo largo de nuestra “vida útil” tenemos que celebrar multitud de reuniones. Las hay de todo tipo y condición; familiares, de amigos , vecinos, colegio, la asociación, el partido, el sindicato…El trabajo…Puffffff.
Estaría muy bueno haberlas contabilizado todas desde el principio. La cifra – en mi caso- sería asombrosa. Otra cosa diferente es que todas ellas hayan servido para algo. Claro.
Las reuniones suelen ser anuales, mensuales, quincenales e incluso semanales…Hasta diarias, en los casos más patológicos. Si bien, una mayor o menor periodicidad no es garantía de éxito o fracaso. De hecho, muchas veces se consiguen mayores resultados y efectividad con pocas reuniones, pero bien aprovechadas.
Incluso se podría hacer una división por categorías; las importantes, intranscendentes, pesadas, coñazo, reiterativas…Largas, express, voluntarias, impuestas….Incluso las “introvertidas”, -de uno consigo mismo- que siempre tienen la virtud de llegar a un punto de encuentro entre los participantes.
A mí fundamentalmente hay un tipo de reunión que me desespera, la reunión tipo “estimulación auricular”. Consiste en reunirse muchas veces para que alguno de los participantes repita lo ya expuesto -o similar- en anteriores ocasiones. Es imprescindible que los temas queden en el aire, para de esa manera- en la siguiente ocasión- volver sobre los mismos nuevamente. Este tipo de reuniones tienen la ventaja de que no es necesario ir preparado; los temas siempre son recurrentes y a todos ya les suenan. Otra ventaja es que aunque te pierdas alguna ¡no pasa nada!, en la siguiente te puedes reincorporar sin que notes ningún avance…Todo seguirá igual. El mayor problema reside en que nunca se llega a ninguna parte, ni se pone nada en marcha; las soluciones no llegan y el tiempo vuela inexorablemente mientras te miras el ombligo y te aplaudes a ti mismo como una foca. Es igual que cuando te pica mucho el oído interno, e introduces tu dedo meñique en la oreja hasta donde puedes…Comienzas a agitarlo con frenesí consiguiendo un gustillo tan intenso como efímero, pero que no termina por conducir a ninguna parte positiva y, que acaba por producirte un pitido molesto o incluso una otitis…