En muchas ocasiones me he sorprendido al escuchar al Gobernador del Banco de España , diciendo verdaderas inoportunidades, sobre todo tipo de cuestiones – en teoría- ajenas a su responsabilidad. Posicionamientos sociales y políticos que tendrían que estar ausentes en un puesto semejante. Valoraciones gratuitas que socavaban la credibilidad de España en los mercados. Pero lo que más me sorprendió fue que la segunda vez que lo hizo, el gobierno del PSOE no lo mandara a freír espárragos.
Recientemente, Miguel Fernández Ordóñez, se pronunciaba también sobre la reforma laboral.
Es lógico pensar que este señor, que ha ostentado el cargo de Gobernador del Banco de España desde 2006, estaba tan ocupado en opinar sobre cosas que ni le iban ni le venían, que se ha dejado descuidadas sus verdaderas responsabilidades como garante de la solvencia económica y ética del sistema bancario español. El desastre de Bankia es el mayor ejemplo del desastre en su gestión.
Se supone que a un triste impositor que confía sus ahorros en Caja Madrid, todo este escándalo le pille desprevenido, pero no al Sr. Fernández Ordóñez.
Ahora se pide su dimisión, aunque será el Gobierno de España quien lo destituya. En cualquier caso, – se marche o lo echen-, se puede largar con la cabeza bien “agachada” , ya que con sus desacertadas decisiones, su desidia y su falta de rigor ha dilapidado el prestigio que el Banco de España (como institución) tenía en toda Europa.