Los malos gestores políticos, que tanto abundan en nuestras queridas tierras, intentan ocultar su falta de trabajo y de eficiencia presupuestaria, sacándose de la manga actividades nuevas que huelen a aceite rancio. Para ello solo necesitan encontrar voceros que lo publicitemos y voluntarios que se lo hagan gratis; que les dejen acudir a posar para la foto.
Allá donde la cultura desaparece queda un nicho vacío para el estómago e incluso para poder maridar el colesterol con la cultura.
Calahorra, la ciudad Bimilenaria es un solar de cultura, lleno de nichos vacíos deseando encontrar unos pinchos, unas cazuelillas o unos buñuelos de viento con los que llenarlos.
La última ocurrencia del Excmo. Ayuntamiento de Calahorra es la instauración de la semana del pincho. Una novedosa actividad, que se celebra en todas partes. Que tiene de novedoso lo que yo de carmelita descalzo.
La semana será de cuatro días (al uso y costumbre local). Para la ocasión se abrirá el Museo de la Romanización en similar horario que el resto del año y de igual manera estará abierto el surrealista museo de la Verdura también con su horario oficial. No menos novedoso será el hecho anunciado de que abrirán durante esta semana los bares de la localidad (como cualquier otra semana) y, como mayor esfuerzo – en palabras de la señora concejala de turismo- cada pincho se cobrará a “solamente” un euro y medio. Lo curioso es que hay bares en Calahorra en los que sin ser “Semana del pincho”, los pinchos ya cuestan menos de un euro y medio a diario. En fin, esto es lo que el pueblo quiere.
Salud y buen provecho.