Estafar a los pobres turistas (y visitantes varios) que se pasan por la Comunidad de Madrid es lo que hizo la pérfida Esperanza Aguirre antes de abandonar la presidencia…¿Con qué?, pues supongo – no me cabe duda- que con un montón de cosas, pero una en concreto la he comprobado en mis propias carnes.
A finales de abril de este año tuve que viajar a Madrid y, como raro es el año que no voy dos o tres veces, me saqué un bono para el metro de 10 viajes.
Cual es mi sorpresa al intentar utilizarlo ahora mismo (le quedaban todavía 8 viajes) y resulta que la maquinita diabólica no lo acepta. Me lo escupe.
Le comento al de seguridad y me aconseja reclamar en ventanilla. La chica del mostrador le echa un vistazo al billete y me dice que ya no vale, que es anterior a junio y que se cambiaron las tarifas. Ya no sirve. Le comento que eso no puede ser posible y, que de ser así, me tendrá que canjear el importe que me queda por consumir y ya le pagaré el resto por un nuevo bono. Pues no. Resulta que según la empleada asegura, no me cambia ni devuelve nada de nada, porque a partir de junio he perdido el derecho y el dinero. No puedo salir de mi asombro. No sabía que la señora Aguirre y sus compañeros de Gobierno fueran tan chorizos de robarme 10 euros descaradamente. Diez “euracos” que involuntariamente he aportado (me han robado ) para que luego los usen en la financiación de colegios religiosos segregacionistas, o en pagar a empresas privadas de sanidad, o en comprar equipos antidisturbios para la policía madrileña…O en sufragar parte de la urbanización del Eurovicios de Alcorcón…¡Estoy indignado!.
Desde luego que algo así no pasa en ninguna parte del mundo (civilizado) pero sí en el cortijo madrileño. Un coto en el que todo es posible. ¡Incluso Ana Botella es la alcaldesa!…Con ese dato no hace falta hablar más.