Félix Elvira, pasaba -a inicio de este siglo- por ser el último pescador y vendedor de Madrillas que seguía en activo en toda la cuenca medio-alta del Ebro.
En la localidad Navarra de Mendavia vivía Félix Elvira “El picha”, un curtido hombre de río, que pese a llevar sesenta años a sus espaldas, todavía desarrollaba la pesca con red desde su pequeña y tradicional embarcación en las turbulentas aguas del río mas caudaloso de la Península, el Ebro. La necesidad de otros años la había cambiado por una desmedida afición al río, compartida por toda su familia. Hermanos, padre, abuelo…. eran “madrilleros”, pescadores con barco plano que de una forma tradicional pescaban madrillas, también conocidas como bogas o loinas (Chondrostoma toxostoma) .También barbos, carpines, anguilas y muchas otras especies que poblaban abundantemente el cauce del Ebro hace tan sólo unos años. Sus últimas actuaciones fueron para una Cofradía de Logroño, la de “San Bernabé”, que tiene a tradición el día de su patrón obsequiar a todos los logroñeses y demás visitantes con un pez y un pan. Para mantener tal tradición cuentaban con Félix que cada primavera desempolvaba sus redes y con la ayuda de otro madrillero jubilado fletaba su barco para rememorar pasadas jornadas. Un legado histórico y humano que se funde con el transcurrir del propio río.
El Barco y La Pesca
A Félix le gustaba llamar “barco” a su medio de trabajo, una pequeña barquilla de madera de 3 metros de eslora, de fondo plano, y excepcional capacidad de carga. Con dicha barca se maneja a la perfección entre remansos y corrientes, y es apta para llevar sobre sus tablas de pino embreadas a dos pescadores y mas de 250 kilos de pesca. Cada barco le dura 6 ó 7 temporadas, y precisa de un embreado al año para evitar las molestas vías de agua. En algunas ocasiones él mismo se la ha construido, pero últimamente se la hacía un carpintero del pueblo que tan solo cobraba 35.000 pesetillas por la embarcación, sin duda una ganga. A lo largo de toda su vida ha utilizado diferentes artes para la pesca, principalmente redes ó “Tresmayos” . Estas pueden tener diferentes longuitudes, si bien Felix utilizaba una de 60 metros de largo por 50 cm de ancho, que dependiendo del tramo a pescar se podía soltar formando un círculo cerrado (si se pescaba en mitad del cauce), o bien se sueltaba formando una sinuosa línea (cuando quería pescar un remanso o la parte final de una madre lateral o “galacho”). Otro sistema empleado con cierta nocturnidad y alevosía, fue el “sedal durmiente” larga línea de cuerda con varios anzuelos en todo su recorrido, que se cebaban con lombriz de tierra, y se recogían al amanecer tras haber permanecido toda la noche en el río. Con este procedimiento capturaban en aquellos años las más abundantes anguilas (Anguilla anguilla), que dicho sea de paso, hace varios años que no se ven. Por último también se usaba “la remanga”, red de malla muy fina que con forma de embudo se maneja con ambas manos ayudado de dos palos. Esta se utilizaba principalmente para capturar las apreciadas lampreas ó pez lobo (Noemacheilus barbátulus), que por su pequeño tamaño precisaban de malla fina , y se pescaban preferentemente al anochecer con “candelillo” . “En aquellos años la pesca se movía mas por la noche, y los guardias menos.”
Pescadores y Peces desaparecieron a la vez
En los años 60 y 70 la pesca estaba en su apogeo y eran varios los pescadores con barca que actuaban en el tramo medio-alto del Ebro, entre Burgos, La Rioja, País Vasco, Navarra y Zaragoza. Desde Miranda de Ebro hasta Gallur, en las cercanías de Zaragoza, ejercía Félix sus pesquerías en compañía y competencia de mas de una veintena de Madrilleros que tenían sus bases en Logroño, Mendavia , Calahorra y Tudela. “En aquellos años había competencia y nos repartíamos el río, pero también era mucha la pesca”. A través de la experiencia de Félix podemos indagar en las causas y los plazos de la desaparición de algunas especies y de cómo han aparecido otras. Hace una década el tramo medio-alto del Ebro se caracteriza por la gran abundancia de carpas (Cyprinus carpio), que según el madrillero no siempre fue así. “Hay mucha carpa y se enganchan en la red con la espina de la espalda, en ocasiones rompiéndola, allá por 1980 no había ninguna, tan solo carpines y en sitios muy concretos, bajábamos pescando hasta Gallur y allí comenzaba a verse alguna. Con los años todo se ha llenado de carpas, y se comen todas puestas de los peces del país , y también los alevines”.
A día de hoy, la llegada de siluros, pez gato, perca sol, y otras especies foráneas e introducidas ilegalmente han terminado por destrozar el ecosistema piscícola. Otra especie que ha fluctuado a la baja en el Ebro ha sido el Black-bass (Micropterus salmoides), especie bien conocida y apreciada tanto por el pescador como por aquellos que compraban su pesca. “El bass allá por la década de los ochenta abundaba por todo el río, sacábamos de todos los tamaños y era una pesca apreciada por su sabor, de la noche a la mañana dejo de ser abundante y hace varios años que no he sacado ninguno”. Aunque nadie lo diría, el Ebro en esta zona contaba con la Trucha común (salmo trutta) entre su fauna ictícola, y de ello pueden dar fe muchos pescadores de caña entrados en años La proximidad de diversos ríos trucheros que fluyen aguas en esta zona sin duda contribuía a esto, ríos de renombre como el Najerilla, Iregua, Ega, Arga y Aragón. “ Truchas hace ya 12 ó 14 años que no he pescado ni una en el Ebro. “He cogido truchas de hasta cinco kilos, preciosas de color. No es que fueran muy abundantes pero si habitual el pescarlas. Había tramos muy buenos para su pesca, mayormente en las cercanías de la desembocadura del río Iregua, allí al oscurecer sacabas en cada lance un montón de peces y siempre 7 u 8 truchas, ahora, ni de casualidad sale una.” La Tenca (Tinca tinca), pez apreciado por el pescador de caña no lo era menos por las pescadores de red, “Esa sí que era buena de comer, la tenca tampoco es que fuera muy abundante, pero se sacaban bastantes. Fueron desapareciendo, saliendo cada vez menos, hasta que al final resulta que llevo mas de 10 años sin ver una en el río” En lo que a barbos y madrillas se refiere antes eran mas abundantes, hace 30 años, incluso hace 15 siguían siendo los peces mas numerosos de la pesquería, seguidos por las omnipresentes carpas y acompañados del alburno (Alburnus alburnus) introducido hace unos 20 años y cuya evolución parecía estar en alza. “ hace 15 años Las Madrillas eran siempre más de las tres cuartas partes de la pesca, luego le siguían los barbos y por último las Carpas. Estas últimas entraban más cuando el agua estába turbia y, también cuando estába “Jara” (tomada ó semiturbia), si ven la red nadan sin tocarla.”
Félix tenía muy claro que de escasez de pesca y la disminución de su calidad obedece fundamentalmente a la elevada contaminación ambiental del Ebro, y destacaba curiosamente los efectos que los vertidos industriales de la comarca de Miranda de Ebro (Burgos) han causado siempre al río y a sus peces .Quita hierro a la contaminación de colectores urbanos, aguas fecales y detergentes de los pueblos ribereños, pues según su entender son precisamente en estos colectores donde acuden muchas especies en busca de alimento ,”donde el pez acude a comer no es mal agua”. Existe en la memoria ribereña del pescador una fecha concreta a partir de la cual parece que la riqueza y la abundancia piscícola bajó varios enteros, “Para mí que se jodió la pesca hace años, que se quedo la pesca sin fuerza en la superficie del agua, creo que fue un escape de aguas de Garoña (Central Nuclear en Burgos), decían que eran los desagües de Logroño pero yo me subí aguas arriba y los peces estaban igual. El día que murió la madre de la Valentina aquel día pesque yo de madrugada y metí el barco y salió un golpe tremendo de peces sin fuerza. Pegaban en el tresmayo y no caían, no se enganchaban. Fui a por la Guardia Civil para que lo verían y dijeron que de comer eran buenos, de esto ya hará por lo menos 26 años.” Un análisis en caliente nos podía llevar a pensar que la masificación de la pesca efectuada por los madrilleros hace tres décadas pudo ser el origen de la disminución de los peces, pero mas bien sucedió al contrario y, los pescadores de barca fueron desapareciendo por la degradación del propio río que redujo paulatinamente sus poblaciones de peces e hizo esta forma de vida muy poco rentable. La aceptación del pescado de río , principalmente madrillas , anguilas y barbos , en los mercados de toda la ribera era importante y existía cierta demanda. Igualmente el pescado capturado era vendido a mayoristas que lo trasladaban desde Mendavia a los mercados de grandes ciudades como Bilbao y San Sebastián. En aquellos años de abundancia y aguas claras Félix pescaba con una cuadrilla de 8 pescadores en cuatro embarcaciones y algunos días recogían hasta 3000 kilos de pesca que se distribuían desde MercaBilbao a todo el Norte. Con Félix se terminó una tradición piscícola, una forma de vía basada en la explotación sostenida de los recursos del Ebro. Ya no se ven madrillas ni barbos en los mercados, ni barcos amarrados a la orilla del río, los nuevos tiempos, la contaminación y la introducción de especies foráneas han abocado a la extinción a uno de los oficios mas antiguos y tradicionales de esta zona de la Rioja…El de pescador.