Conozco al actual concejal de “Suciedad” del Ayuntamiento de Calahorra desde hace más de 30 años. He sido testigo de su metamorfosis.
Entró en las filas del Partido Popular (y después como concejal en el Ayuntamiento) y se fue convirtiendo en lo que es.
Después de 18 años liberado, ha llegado a ser (a día de hoy) el que más cobra de todo el estamento político del Ayuntamiento (y uno de los que menos hace).
En 1995 comenzó su andadura llevando importantes responsabilidades -tanto cualitativa como cuantitativamente- y, ahora prácticamente no le queda ya casi nada.
En el transcurso de esos más de 18 años, su sueldo se ha incrementado proporcionalmente a la disminución en sus competencias. Comenzó por perder las importantes y trabajosas responsabilidades como Concejal del Casco Antiguo, luego perdió las no menos trabajosas de Concejal de Festejos. También ha perdido las de Turismo…Y de las que ha conservado, a la vista está el resultado; una ciudad sucia, cuya cultura histórica -y tradición bimilenaria- se ha transformado en paraíso de pinchos, cazuelillas y otras viandas que, llenan el estómago pero no el vacío cultural que “el Señorito del PP” nos ha legado tras dos décadas de desamortización.
Estos días se ha prodigado en la prensa, molesto porque el PSOE de la ciudad ha puesto el grito en el cielo de ver como la estación municipal de autobuses está igual que una pocilga. Llena de mierda por doquier. Las fotografías publicadas por la prensa regional no dejan lugar a dudas. Pero lejos de asumir su responsabilidad, José Ibáñez, ha cargado contra quienes denuncian esta vergonzosa situación de suciedad y abandono, (como si fueran ellos los responsables), en vez de ponerse a trabajar para solucionarla.
No sólo ha cargado contra la oposición, también contra una empresa privada “Autobuses Jiménez” , que no tiene la menor responsabilidad en el mantenimiento de la estación, mintiendo de forma descarada -ante la prensa y la ciudadanía- en un intento de echarle la culpa a la empresa, cuando resulta que la culpa es solamente suya, -del señorito Ibáñez- que no se ha enterado ni de que el contrato de mantenimiento con la empresa (redactado en 1995 por la entonces acaldesa socialista – María Antonia San Felipe-) para mantener la gestión de las instalaciones, finalizó en el 2004 ( la prórroga en 2009) y llevan en el Partido Popular sin preocuparse ¡¡¡Casi una década!!!! de lo que pasa en la Estación Municipal de Autobuses. Y tiene la desvergüenza de acusar a la oposición de no saber como funciona el Ayuntamiento, si bien, lo que ha quedado palmariamente demostrado es que es él, quien no tiene ni puñetera idea.
Claro…Yo le entiendo perfectamente…Como los autobuses no los toman las élites pudientes a las que representa (y para las que gobiernan)…Poco le importan los que tengan que pasar por la pocilga.
Y mientras el señorito Ibáñez le echa la culpa del estado nauseabundo de la pocilga a “Autobuses Jiménez”-, esta empresa ve su prestigio y su nombre manchado y tirado por los suelos, a costa de que Ibáñez pueda salvar la cara y el orgullo.
Los usuarios ahora pensarán que la estación está como una mierda por culpa de “Autobuses Jiménez” y que Ibáñez es un tipo fantástico… Y muy trabajador.