Los domingos por la noche, -en cuatro- nos sorprenden con un “reality” muy peculiar. Tres familias españolas conviviendo durante un mes con otras tantas tribus. Dos africanas y una en Indonesia.
En un principio me pareció una idea descabellada y en parte me lo sigue pareciendo…pero no lo es tanto. Desde luego los de las tribus tienen muchas cosas que aprender de las familias españolas, todas ellas superfluas, intranscendentes, innecesarias y decadentes. Por el contrario los lugareños no pueden transmitir demasiadas enseñanzas a las familias españolas. Eso sí, todas ellas importantes, transcendentales y absolutamente imprescindibles.
Una de estas enseñanzas es el respeto a los mayores, a la “gente viejuna”. Un respeto que no se impone…se mama. Un respeto que hemos perdido en España de una forma irremediable, tanto a nivel familiar como social. Hoy en día los viejos no sirven, hay que relevarlos, arrinconarlos… no consultarles. Lo que se impone es la juventud, eso sí… “sobradamente preparada”.
Hasta tal extremo de desnaturalización social hemos llegado que en los referentes actuales de la sociedad…como la televisión, ya se considera “gente viejuna” a los presentadores que superan la cincuentena. Y si son hombres siempre queda aquello de: “se hace interesante con la edad”, pero como sea mujer la que se adentra en los cincuenta…se puede dar por jodida.
Lo mismo, – o peor- pasa en el ámbito de otro de los referentes sociales…la política. Una oleada histérica de renovación autoimpuesta ha sacudido a los partidos. Se ha producido una hemorragia de talento, experiencia, prudencia y señoría que no puede permitirse nadie…en su sano juicio.
Políticos entre los cincuenta y los sesenta años (en plenitud) han sido “relevados” -por otros que no afeitan barba-, precisamente en el momento de mayor rendimiento para sus partidos y sus ciudadanos. Se les ha catalogado como “gente viejuna” y trasladado a la reserva, o al Senado…o a Europa. Casos existen en todos los partidos de una y otra cosa.
Muchos se preguntan qué hace Soraya de número dos del PP, o Aido de ministra por el PSOE…¿y Ramón Jáuregui en el parlamento europeo?
Bien es cierto que existen personas que se queman por causas diversas. A esos -y a esas- hay que relevarlos…por supuesto. En eso nada tiene que ver la edad.
Pero prescindir de alguien en su plenitud es un despilfarro que nadie en su sano juicio puede permitirse.
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Aupa la “gente viejuna”…los de los cincuenta y tantos y de los sesenta y todos.
Aprendamos de la monarquía una de las pocas cosas buenas que tiene…respetar al antecesor (aunque no hasta la muerte) al menos hasta que llegue la hora relevo…que en esta vida hay tiempo para todo.