Mi padre, (taurino empedernido) tiene la casilla de su huerta empapelada con grandes carteles de las diferentes ferias celebradas en la plaza de toros de Calahorra en los últimos 25 años.
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Ayer, mientras almorzábamos – tras sacar con enorme esfuerzo treinta cajas de patatas- me di cuenta que estaba frente a la historia muda de la decadencia más incontestable de la fiesta nacional en coso calagurritano.
La fiesta ha muerto en Calahorra. De eso no cabe ninguna duda. Pero todavía existen cabezas que no quieren darse cuenta de que ya hace años que los toros -y sus corridas- dejaron de interesar y pasaron a ser espectáculos abonados al fracaso , que a duras penas logran congregar en la plaza a un millar de personas…un sexta parte del aforo, aunque traducido a los medios de comunicación suela ser “un cuarto de entrada o casi media”.
Esa es la verdad actual de “la fiesta” en Calahorra…y en otras muchas (muchísimas) ciudades y pueblos de España. No nos interesa “la fiesta”, ni tan siquiera a los que nos la han inculcado a conciencia desde pequeños, como es mi caso. Las causas de tal verdad incontestable son de difícil explicación, – al menos para mi escasa inteligencia- pero la constatación de su fallecimiento es una verdad incontestable.
Por poner un ejemplo elocuente, baste recordar que en la feria de 1987, en las fiestas de verano de Calahorra se celebraban seis festejos de abono, entre ellos una becerrada, una novillada con picadores, y cuatro corridas de “a pie”.
Ese año torearon en Calahorra Pérez Vitoria, Pedro Carra, Rafael de la Viña, Jeromo Santamaría, Raúl Zorita, los dos hermanos Esplá, El Soro, Lucio Sandín, José Antonio Campuzano, Fco. Ruiz Miguel, Julio Robles, Dámaso González, Curro Vazquez, Espartaco y Joselito. Para muchos y muchas, este plantel de nombres no les dirá demasiado, pero les garantizo que los que entiendan un poquito del tema…se quedarán sorprendidos.
En ese año el empresario era Justo Ojeda, y acudió a la feria calagurritana con ganaderías como la de Fermín Bohórquez, Conde de la Maza, Dolores Aguirre o Carmen Camacho.
Veintidós años después, en la próxima feria de Agosto solo se celebrarán dos corridas de toros “a pie” y una de rejones (para la pachanga)…eso es todo. Una feria de chiste. Un querer y no poder. La oferta taurina a una ciudad que pasa olímpicamente de los toros y de los toreros. El cartel de una empresa que se ha quedado con la plaza por la módica cantidad de un euro ¡y gracias!…que no falta mucho para que el Ayuntamiento tenga que pagar porque alguien organice corridas.
Y mientras esto pasa, el alcalde de la ciudad -y su partido- sigue pensando que Calahorra necesita una nueva plaza de toros…¿para qué?, si a las corridas ya no van más que los toreros y los toros… estos últimos contra su voluntad.