Como puede observarse claramente en la fotografía, entre el frigorífico de mi cocina y el descomunal hongo – un ejemplar de Boletus edulis- se encuentra un calagurritano rubiales, de nombre Mikel Abad García, que sostiene a duras penas la tremenda seta (hongo) que Chema –su padre- recolectó esta pasada semana en un bosque riojano, en el sistema montañoso conocido como “ Sierra de Moncalvillo”.
En la cara de mi sobrino, se adivina el esfuerzo que le supone sujetar a pulso varios kilos de hongo, que presenta un aspecto inmejorable, pese a lo avanzado de la estación y su excepcional tamaño. Un hallazgo que servirá para dar de cenar a media docena de personas, sin necesidad de guarnición, pues como es sabido el Boletus edulis es un hongo extremadamente agradecido en la cocina , lejos de menguar en su tamaño – como les sucede a las lepiotas o los agaricus- el edulis parece crecerse en la sartén.
Estoy seguro que su hallazgo tuvo que ser un subidón de adrenalina, pues semejante “setón” elevándose desafiante sobre la hierba mojada (una imagen vale más que mil palabras) es la fantasía realizada de cualquier setero ilusionado. Buen provecho a los afortunados que se lo ventilen.