La primera vez que visité Fago, tenía 18 años. Me llevaron mis compañeros de la escuela de forestales de la DGA. Fago era un maravilloso pueblecito perdido en mitad del seco bosque prepirenaico, hecho de roca y lastras. Calles anchas empedradas y una pequeña iglesia cuadrada, de piedra negra.
Por las calles había gente, abuelos sentados a las puertas de sus casas,… personas afables, como en toda Huesca.
Mientras estudiaba en Jaca lo visité varias veces. Una de ellas, allá por 1989, nos trasladamos a fiestas de Ansó – a pocos kilómetros de Fago. Mi buen amigo y Agente Forestal Miguel Guzmán, acababa de aprobar las oposiciones y lo habían destinado en ese excepcional enclave del Pirineo Aragonés. Pasamos la noche de juerga en la verbena del pueblo, curiosamente amenizada por una orquesta (“ Equus”) , con el pianista Pedro Cabello, de Calahorra. Ya llevaba un mes sin aparecer por mi pueblo y ver a Pedro en el escenario…me atacó la morriña. La sometí a base de cerveza .
A la mañana siguiente –por supuesto sin dormir- nos acercamos a uno de los bares que ya repartían desayuno. Al entrar, un forestal se encontraba en la barra. Mi compañero Guzmán me lo presentó. Era el forestal de Fago, Santiago Mainar. El tío no era muy hablador. Desagradable más bien. Charló brevemente con mi amigo de algún tema del curro y se largó.
La siguiente vez que tuve la ocasión de verlo fue en la tele…primero como vecino charlatán, luego esposado y jalonado por dos civiles.
La última vez que fui a Fago – hace un año- comprobé que el pueblo sigue igual de maravilloso o más, pero…ya no hay gente por la calle, ni abuelos en las puertas, ni bar…ni hostias en vinagre. Los que quedan miran tras las ventanas, cerradas a cal y canto. El bar está igualmente cerrado. El aire es grueso, denso…cuesta respirarlo. Los aleros de las casas dan más sombra de lo normal y hasta la más insensible y despistada de las personas percibiría con nitidez que en aquel lugar pasa algo…ha pasado, o está a punto de pasar.
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Hoy empieza el juicio por el asesinato del alcalde de Fago…un pueblo con solo veinte vecinos, famoso a base de morbo. Un juicio con 120 testigos – lo cual escapa a mi intelecto- y 200 periodistas acreditados.
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El morbo irá increscendo.