Ayer el Partido Popular de La Rioja impidió en la Diputación permanente -con su mayoría absoluta- que Pedro Sanz (presidente del Partido Popular y de la Comunidad Autónoma de La Rioja), acuda al Parlamento a explicar los 200.000 euros que Bárcenas afirma blanqueó para que el PP comprara una sede en Logroño. Suma y sigue.
En el último episodio –conocido- de la estéril campaña de limpieza que sobre su propia imagen está desarrollando Pedro Sanz, nos regalaba -este pasado fin de semana- una pactada entrevista de cuatro páginas ( a todo color) en un periódico regional.
Sanz, utiliza magistralmente el dinero de todos para erigirse en padre de una patria que repudia comportamientos como el suyo.
Una cuestión ampliamente sospechada desde hace años por todos, como es la donación de dinero a su partido, (por agradecidos empresarios, presuntamente a cambio de adjudicación de contratos públicos), se ha visto destapada en los medios de comunicación nacionales a raíz del caso “Bárcenas”.
Sanz no es un afiliado más del Partido Popular de La Rioja, no…Es el máximo responsable desde hace dos décadas y por tanto ha de asumir la máxima responsabilidad ante los graves hechos que les imputa el que durante el mismo periodo ocupó la gerencia y tesorería del PP a nivel nacional.
Los 200.000 euros que – según el ex tesorero- el PP riojano mandó a blanquear a Madrid para pagar su sede de Logroño, constituyen en sí mismos un escándalo que certificaría la existencia de una red de clientelismo, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y fraude electoral que el Partido Popular pudiera haber tejido en toda España y también en la Comunidad Autónoma de la Rioja. Estaríamos hablando de campañas electorales financiadas con contabilidades en “B” que han aportado victorias electorales en “A”.
Es Pedro Sanz, -en materia urbanística y por mandato constitucional-, el garante de las leyes que ha transgredido…El mayor responsable de su cumplimiento. Y nos quiere hacer comulgar con la una infumable piedra de molino, mediante la cual las faltas cometidas no lo son tanto si los colindantes también las cometen. Pobres argumentos los del presidente que se acoge al “mal de muchos consuelo de tontos”.
Aunque otros vecinos en Villamediana y en la Rioja entera se hayan construido Chalets partiendo de sencillas casetas de aperos (igual que ha hecho Pedro Sanz) , hay un hecho diferenciador que es monumental e ineludible; esos ciudadanos no tienen ninguna responsabilidad política que asumir. Pero no queda en este punto la diferencia entre otros casos y el suyo, ya que la tramitación de la legalización de su propio chalet, ha sido singular, sospechosamente tramitada “a la carta” por el Ayuntamiento de Villamediana , propiciada por los votos de un tránsfuga e inusualmente aprobada por la Comisión de Urbanismo de la Rioja. Por muchos compañeros de ilegalidades que Sanz disponga a su alrededor, él ha sido – es y será- el único que las ha cometido mientras era Presidente del Gobierno de La Rioja y, esa es una responsabilidad ética, política y moral que solamente le atañe a él y que no prescribe. Si el Sr. Sanz hubiera ampliado su casilla de aperos antes de 1995 (cuando no era presidente de la Comunidad) la cuestión sería muy distinta, diametralmente distinta. No existiría la responsabilidad política que ahora es la que ha de asumir abandonando su cargo. Hasta un niño de cinco años lo entendería.
Para tapar estos escándalos, Sanz se abraza al Estatuto y en un alarde de prestidigitador (que elevan a titular) pone su cargo a disposición “si es que su persona fuera el obstáculo para la reforma estatutaria”…¡Y se queda tan ancho!. Como si la reforma del Estatuto de Autonomía de La Rioja le importara a la sociedad lo más mínimo. Entérese señor Sanz -de una santa vez- que la reforma que usted quiere hacer del Estatuto les importa un pimiento a los riojanos y, -lo que es más importante- nunca se va a producir , porque los diputados de la oposición no vamos a apoyarla. Así que deje ya de marear la perdiz, -de distraer con argumentos peregrinos – y, asuma sus responsabilidades políticas.