Para alguien como yo, que siente Cataluña como un ejemplo fantástico de tolerancia y convivencia , resulta doloroso y sonrojante ver a un socialista defendiendo ante el parlamento catalán la ocurrencia de sancionar a aquellos comercios que no rotulen en catalán.
Podemos regular y legislar lo impensable, pero normas e imposiciones como estas dejan en evidencia a quien las apoya y defiende.
El catalán como idioma ha de cimentar su implantación en la aceptación popular de sus propios usuarios y, es precisamente Cataluña un claro ejemplo, -paradigmático diría- de un uso generalizado, apropiado y muy fluido de su propio idioma.
El catalán no necesita de estos histrionismos. La lengua de Joanot Martorell, en nada desmerece a la de Cervantes…ni su Tirant lo Blanch, al Quijote.
Los deméritos y agravios comparativos anidan más en las mentes retorcidas de aquellos que pretenden tapar a un santo descubriendo a otro, cuando lo que hay que hacer es arropar a ambos.
¡Qué coño más dará que en mi pueblo un comerciante rotule su negocio en catalán o en armenio!, a mí tres cojones me importa. No sentiré por ello peligrar mi lengua y, mucho menos en Cataluña, donde afortunadamente el catalán está felizmente consolidado.
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Y entiendo que los políticos de otras formaciones puedan en ocasiones utilizar la lengua para hacer oposición…la política tiene estas cosas. Yo viví esto en mis propias carnes hace poco más de un año. El jefe de la oposición por CIU en el Ayuntamiento de Barcelona (Joan Puigdollers), me hizo el honor de presentar mi libro en la ciudad condal, un 25 de Sep de 2008.
Este político nacionalista, presentaba un libro escrito y publicado en castellano, nada más y nada menos que el primer libro íntegramente en castellano que se publicaba en Barcelona con el apoyo de su propio ayuntamiento en los últimos 10 años.
El Sr. Puigdollers empezó la presentación de la obra ante los asistentes en catalán… a los dos minutos cambió al castellano hasta finalizar su intervención, en lo que fue sin duda un detalle de cortesía hacia mí, al tiempo que un ejemplo de la exquisita educación que impera en Cataluña. Después yo solté mi rollo en castellano ante los presentes – porque en mi ignorancia suprema no conozco otro idioma- y tras firmar unos ejemplares a los asistentes, intercambiamos impresiones sobre el protagonista de mi libro, sobre medio ambiente (él es biólogo) y sobre el cava que nos ofrecía cortésmente el personal del ayuntamiento.
Cual fue mi sorpresa, al ver la que se preparó seis meses después con mi libro en la prensa catalana, mayormente en la escrita en catalán. El Sr Puigdollers daba una rueda de prensa criticando que el Ayuntamiento de Barcelona hubiera publicado un libro íntegramente en castellano. Un libro que había presentado él mismo seis meses atrás, codo con codo… como se ve en la fotografía.