Esta primera quincena del mes de mayo, que termina hoy con San Isidro, es posiblemente una de las más frías que se han conocido. Tal vez nosotros (los humanos) no lo percibamos, pero la naturaleza sí.
Miles de aviones comunes – los de los nidos como cazoletas de barro bajo los aleros- y golondrinas, han muerto estos días en las calles, caminos y campiñas de todo el norte. Cantabria, Euskadi, Navarra y también en La Rioja. Las bajas temperaturas han detenido el proceso de eclosión de cientos de miles de insectos y, claro…estas aves son insectívoras. Se encontraban ya incubando en algunos casos, en otros arreglando sus nidos, con las fuerzas justas tras el viaje de retorno desde África. Este tiempo anormal, que negarán los negacionistas, fruto del cambio climático ha dejado ciudades vacías de estas aves. Colonias con más de 300 nidos – como la del silo de Alfaro- están silenciosas y vacías.
Han perecido por hambre, por falta de insectos. Es un drama descomunal para una especie, para esas conocidas “oscuras golondrinas”… con sus pechugas en quilla…sin fuerzas para seguir volando…pero a más de uno le importará un pimiento.
Esperemos que alguna sobreviva y puedan este año sacar adelante algunos polluelos, que permitan pensar en un mejor futuro.
Si tienes en casa alguno de sus nidos, te pido un esfuerzo…no los derribes, está prohibido hacerlo por ley, pero este año – si cabe más todavía- …por solidaridad con una especie en serio peligro en nuestra zona.