Estamos asistiendo, tras la suspensión cautelar del Juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, a una orgía de alegría desmedida. A la conjunción de intereses de diferentes grupos, que aunque parezca lo contrario, se ven unidos en esta singular ocasión.
Hace más de una década publiqué un artículo de opinión en el periódico local, – allá por 1999- en el que hacía un canto a la similitud (en materia de falta de tolerancia con los diferentes) existente entre los fanáticos de Batasuna y algunos de los dirigentes del Partido Popular. Aquel artículo, titulado “S.O.S por la libertad de expresión”, levantó ampollas entre los aludidos. Cartas al director, llamadas de “cierto señor con bigotes” al director pidiendo mi cabeza (literaria)…cartas de alguna que otra esposa de concejales de PP, del propio Partido Popular…¡una fiesta!.
Hoy, transcurrida más de una década….¿seguiré pensando lo mismo?
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La vergonzosa suspensión cautelar de Garzón ha sido estos días motivo de alegría para muchos. Analicemos para quienes.
Se habrán alegrado los terroristas. Los que durante décadas han visto como Garzón ponía patas arriba y contra las cuerdas al mundo fanático de ETA. Golpeando su estructura militar, a sus mecenas, sus medios de propaganda y difusión, sus santuarios en Francia y en América. Cerrando sus centros sociales, las “herricotabernas”. Asfixiando económicamente a la banda, a su brazo político, desarticulando sus grupos sociales de apoyo y sus viveros de mercenarios. En el mundo de ETA estarán exultantes de felicidad.
Se habrán alegrado -en comunión con los terroristas- otros que de la mano de la corrupción política y moral utilizaron el gobierno de España y el PSOE para formar un terrorismo institucional gestando a los GAL. Los que violando la ley y la moral contestaron el terrorismo con terrorismo. Esos también estarán muy contentos.
Otro grupo sin duda feliz – en comunión con los terroristas y los del GAL- es el de la mafia organizada y el narcotráfico. Garzón ha sido constante en su lucha contra el tráfico de drogas y las mafias organizadas.
No podrán tampoco disimular su satisfacción franquistas, falangistas y demás gente de orden. Coinciden con terroristas, mafiosos, narcotraficantes y el esperpento de GAL, en su felicidad. La noticia de la suspensión de Garzón por pretender restaurar la dignidad de los asesinados por Franco les llenará de satisfacción. Una satisfacción que también es compartida por quienes dirigen el mayor partido político de la oposición.
Todas estas alegrías se suman en comunión con la que rezuman buena parte de sus miembros directivos. En el PP se está feliz. Se han alegrado en comunión con los terroristas, los mafiosos, los narcotraficantes, los del Gal, los franquistas y los falangistas.
Su alegría se refleja en la afilada jeta del presunto “cometedor de delitos” Camps. Embustero confeso. También en la sonrisa bronceada y estriada de Ana Mato y, seguramente en las llantas de aluminio de jaguar de su marido y ex-alcalde del PP. Incluso cuentan que la mujer del ex-tesorero del PP, Luís Bárcenas, (Luis el cabrón para “el bigotes”) se ha apartado la teñida melena de su dura cara, para esbozar una sonrisa.
Una vez más Garzón, – como un Cid Campeador del siglo XXI- hasta después de “muerto” pone a cada cual en su justo sitio. A un lado a las víctimas del genocidio, la opinión internacional y el sentir de los ciudadanos agradecidos por su impagable trabajo por la democracia y, en frente, a terroristas, franquistas, corruptos, encubridores de corruptos, narcotraficantes, falangistas, bastantes dirigentes del Partido Popular y a ese cadáver político errante… llamado Francisco Camps.