Diego Armando Maradona, “el pelusa”, -o más bien el pelusón- es hoy la patética caricatura de ese genio que dicen fue, pero ya no se recuerda. El mayor culpable de caer en el olvido es él. Encarna y personaliza mejor que nadie esa extraña cualidad del pueblo argentino de idolatrar hasta la muerte y sin cabeza, aquello que algún día tuvo su bondad y su mérito, aunque finalmente termine por convertirse en algo patético, esperpéntico o abominable. Maradonianos, peronistas…gentes con indescriptibles valores, para los que un mérito primitivo aporta salvoconducto de por vida.
Perdió Maradona en Italia una oportunidad de oro de palmarla en plenitud y pasar de ese modo a convertirse en ídolo mundial indiscutible en su parcela futbolística. Pero no fue así. Morir joven – aunque fuera por una sobredosis- le hubiera colocado a la altura de los grandes mitos de la humanidad…James Dean, Jim Morrison , Jesucristo, Marilyn Monroe o el Che Guevara. Pero aguantó el tirón. Comenzó su decadencia personal y paso a paso -escándalo a escándalo- se ha transformado en un bufón.
Para la memoria quedará su gol ilegal -con la mano- frente a Inglaterra, catalogado por los maradonianos como: “la mano de Dios”…curiosa manera de dar por divina una acción antideportiva e indigna. También su último mundial como jugador, que tuvo que abandonar por doping de blanquita. Sus esperpénticas actuaciones estelares frente al dictador cubano y, la más desmedida… pretender equipararse con El Che, cultivando barba y paseándose por La Habana con una boina, buscando que por ser argentino y barbudo se le identificara como el nuevo “Ernesto Guevara”, cuando precisamente Maradona es el antagonismo más absoluto de los valores que defendió y puso en práctica El Che. Un pendejo que no hubiera aguantado ni cinco minutos de marcha en la columna de Guevara.
Como penúltimo espectáculo, el pelusón, nos ha deleitado con su faceta de seleccionador . Quedan para la historia sus declaraciones ofensivas, mandando “a chuparla” a todo aquel que no la bailara el agua…contra Pelé, la FIFA, los árbitros, la selección española, etc. También su incapacidad para sacar un buen equipo con tan excelentes jugadores. Su clasificación in extremis para el mundial y, el haber sido capaz de hacer jugar a Argentina sin alma, sin medio campo, con jugadores acabados.
Una cosa sí he de agradecerle…ha demostrado al mundo que el mejor jugador del mismo no es Leo Messi…ni mucho menos. El mejor jugador tiene dos cabezas y se llama Xavier Inisesta…o Andrés Hernández (como quieran ustedes llamarlo) y no es argentino, sino español, de Tarrasa y Albacete. Con sus pases cualquiera puede acabar con la bota de oro, daría igual que se apellidara Messi, Ronaldo, Villa o Llorente.
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Pues lo dicho…Maradona a casa, España a semifinales. Que la chupe…que la sigua chupando.