En todas las situaciones de la economía mundial, por muy desastrosas que parezcan –y realmente lo sean- siempre hay quien sale beneficiado de las mismas. Esta crisis global no iba a ser diferente.
Dejando al margen a los especuladores que se están haciendo de oro – entre otras cosas con el propio metal precioso- , o al Sr. Rajoy, que ve aumentar sus aspiraciones presidenciales gracias a la crisis, el mayor beneficiado de este descalabro es el Medio Ambiente. El parón en la locura consumista y constructiva que ha experimentado el planeta ha tenido y tiene consecuencias palpables en todo el planeta. Podríamos decir que esta crisis le está dando un respiro. Sin ir más lejos, el año pasado en la Unión Europea el porcentaje de emisiones contaminantes y de gases de efecto invernadero se redujo el 6,9% en comparación con 2008. Una reducción anual que ni los más optimistas podían haber imaginado en la cumbre de Kioto y, que ha sido consecuencia directa de la crisis. El dato relativo más positivo lo protagonizan los antiguos 15 Estados fundadores de la UE, entre ellos España. Por primera vez han superado el compromiso de reducción del protocolo de Kioto, ya que en concreto se ha logrado una disminución de emisiones del 12,9%, casi 5 puntos por encima del 8% exigido. A esta reducción considerable no solo ayudó la menor demanda eléctrica, sino que la cada vez mayor producción de energías renovables en la UE es otro factor que ajeno a la crisis ayuda.
Uno de los mayores beneficiados de la suma que constituye la crisis con las energías renovables ha sido el agujero en la capa de ozono que protege nuestro planeta de las radiaciones solares, y que actualmente ocupa una superficie similar a Norteamérica. Parece que se está regenerando lentamente, aunque los científicos calculan que no se volverá a los niveles de salud atmosférica de los años ochenta hasta, al menos el año2050.