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De Rosario a La Higuera, pasando por Santa Clara.

Diez meses y veinte días nos separaron entre la muerte y la vida. Qué lástima tan grande no haber venido antes, para soñar contigo, para respirar a medias la niebla. Para trabajar sin sueldo, para sufrir codo con codo, para hundirnos juntos en el lodo. Para degustar un mate en el bohío, diluidos en la noche maestra.

¿Cómo perdonarle al imperialismo tu muerte?, a la meca de “la libertad”, que lo mismo se visten de demócratas supremos que se enfundan el pasamontañas de terroristas internacionales. No sabía la CIA que con tu asesinato te elevarían a los altares, te encumbrarían a la mayor de la famas. Que tu modestia sin límites se vería reflejada en todo el orbe, cual luz entre tinieblas, como faro en la noche.

Como un Cid Campeador del siglo XX, son mayores tus victorias tras la muerte. ¿Quién te lo iba a decir?, de médico rebotado a mito universal, de Rosario a La Higuera, eso sí, pasando por Santa Clara.

Otra vez es 9 de octubre. Aún sigue vivo tu asesino. ¿Cómo recordar a quién nunca has conocido?. Imaginar tu tez pálida y los cabellos despeinados. La barba desordenada, la frente poblada sin entra alguna. Profunda la mirada, segura y penetrante, Anchas y separadas las cejas. Omnipresente el cigarro desafiando al asma. La cabeza erguida y la camisa en verde olivo, tu color.

Desaparecido el cuerpo queda el alma, la historia y la leyenda. Quedan las fotos, grabaciones, los diarios y los discursos. Las biografías los artículos y la palabra. Pero sobre todo lo que perduran son las ideas, los principios, el espíritu de lucha frente a la la bestia de la marginación, la desigualdad y la tortura del fascismo, que lo mismo puede emanar de una que de otra parte, nadie tiene la patente.

Tus ideas, tu trabajo, tu ejemplo llevado hasta sus últimas consecuencias es la mejor de las herencias. Un legado universal sin propietario definido. Un Jesucristo de carne y hueso para los desheredados, para los que prefieren morir de pie, antes que vivir siempre arrodillados.

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*(Del libro “Insolencias e irreverencias”)

Por la libertad de expresión.

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