Mari Carmen y Julia -a sus veinticinco añitos- son dos de tantas…dos de tantas personas solidarias que destinan su tiempo y su dinero a hacer algo por los demás. Me encontré por casualidad con la gallega y la castellonesa en casa de Betty. Eran amigas de Laura, la “medio cuñada” de Orlando. Pero eso no fue lo mejor…no. Me presentaron a Elvis, Deivid ( se escribe como suena), Estéfani, Jeferson, Madelaine, Ángela, Jesús, Paola, Salmu…y 100 niños y niñas más entre 3 y 12 años. Un ramillete de flores con la cara y las manos sucias, y el corazón limpio y puro como la nieve de un glaciar andino. En la biblioteca de Huchuy yachq no importa que estés sucio, huelas a sudorcillo…seas pobrecito. Tus ropas sean viejas agujereadas…Juan, Vanesa, Jack, Mari Carmen o Julia te plantarán un beso en toda la cara , ¡que digo un beso!…te plantarán una docena hasta dejarte la cara blanca.
Elvis siempre lleva los mocos pegados bajo la nariz, y yo un pañuelo en el bolsillo dispuesto a quitárselos. Es en sí mismo un osito de peluche de dientes blancos y mirada dulce. Tendrá unos 9 años. Como buen osito –que lo es- no duda en reclamar tu presencia y querer amarrarte para que le resuelvas las tareas de matemáticas. Tiene padre y madre…como todos los de la biblioteca de Huchy yachaq , ubicada en un suburbio sobre una colina desde la que se domina Cusco en toda su belleza. Más arriba no hay nada…solo montaña. Al igual que sus compañeros de biblioteca, pertenece a una familia pobre del Perú. Marcha cada día solo a casa y a la escuela desde hace años. Por las calles oscuras y llenas de escaleras y socavones. El otro día me escribió una nota en la que decía “para ti profe Jesús”. Eran sus cuentas…llenas de errores. Se me saltaron las lágrimas. En la biblioteca-ludoteca de Huchuy yachaq participan voluntarios que llegan a Perú como Mari Carmen y Julia. Coperatur (una ONG madrileña), los organiza y cada voluntario no solo ha de pagarse todos sus gastos de avión hospedaje y manutención…también han de hacer un donativo de 275 euros para este proyecto. Su trabajo consiste en realizar un apoyo educativo a estos niños. Pasar unas horas con ellos todas las tardes y algunas mañanas. Ayudarles a hacer los deberes escolares, jugar con ellos, darles la merienda. Y lo más importante…eso que no se ve pero que se siente he impregna toda la biblioteca, y que consigue erizarte el cabello.
Salmu es la mejor contadora de chistes del Cusco. Sus dientes también son de deslumbrante marfil, como su alma. Limpia y pura sonrisa que se sale de la fotografía. Es capaz de contarte 2 chistes por minuto y ninguno verde. Una alhaja. Se ocupa de sus dos hermanitas pequeñas de llevarlas, traerlas y de que nadie se les coma la merienda que en la biblioteca de Huchuy yachaq reparten los voluntarios. Esta merienda es la única cena para muchos de los más de 100 niños y niñas que voluntarios peruanos, españoles y europeos atienden en este proyecto.
Nada más entrar por la puerta de la biblioteca uno detecta en el aire una complicidad y un amor del que no pudiera abstraerse ni la más dura ni correosa de las almas.. Me enamoré de Madelaine nada más verla…el primer día ( la del centro). A sus 9 años me exigió que me “rasurara la cara”, mi barba de 10 días le chocaba y molestaba tanto que no quería ni darme un beso. Al día siguiente fui bien afeitadito…y los besos y abrazos se multiplicaron. Su amiga Ángela, -más reservada- le seguía el juego. Madelaine es la típica niña encantadora que sabe como camelar a su padre…o a su profesor, mientras cuida de su hermanito y es la sal de todas las salsas. Cuando salí de la biblioteca le confesé a Mari Carmen que me había impactado…que me había enamorado de ella (de Madelaine) , a lo que me contestó: “bienvenido al Club”. . http://www.huchuyyachaq.org/es/home.htm
Aparte de invitarnos a comer con ellas, el viernes por la noche nos llevaron de concierto al mejor tugurio de Cusco, nos presentarnos a “Puru” (auténtico Inka del siglo XXI) que toca la guitarra eléctrica como los auténticos ángeles, incluso consiguió con su grupo que me tomará tres cervezas seguidas.