La otra noche, estaba viendo al Gran Wyomig – con sus tirantes con la bandera de España- , sentadito en el sofá. Me levanté a preparar un par de tes y, en la intención de seguir viendo El Intermedio encendí la tele de la cocina. Estaba sintonizado el puñetero canal Disney; comencé a cambiar. De pronto apareció Dolores de Cospedal, con un traje rojo chillón, muy guapa ella. Hablaba de reformar la ley electoral. Me quedé a muestra.
La número 2 del PP estaba en Intereconomía (el gato negro o algo así se llamaba el programa ). El presentador era un dechado de imparcialidad. Hablaba como Blas Piñar.
Cospedal no pedía una reforma para que todos los escaños valgan lo mismo, para refrescar la democracia, para eliminar los suelos en los porcentajes, no. Quería una reforma de la ley que evite que los partidos sumen fuerzas y construyan mayorías. Que 3 + 3 nunca puedan ser más que 4. Eso es lo que quiere Cospedal al día siguiente de conseguir gobernar en casi toda España. Que la lista más votada sea la que gobierne aunque en frente tenga una mayoría a construir. Quiere una democracia a su medida. Eso sí, con excepciones. En Guipúzcoa no, que allí es Bildu la más votada. Supongo que lo mejor será que ponga en la ley “ Allá donde me salga del fandango”.
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Estas cosas las dice al día siguiente de conseguir la mayoría absoluta en su comunidad.