El Estado que más terror genera en el planeta, con miles de personas muertas en la última década a sus espaldas, se dispone a ajusticiar esta misma noche a Troy Davis, un negro. Principalmente será asesinado por serlo…Por ser negro; si fuera blanco hace tiempo que no estaría ni en la cárcel.

Se ha demostrado que no se le juzgó con garantías y lleva más de dos décadas encerrado por un crimen que no se ha demostrado que cometiera.

Se le acusó hace más de 20 años de ser el asesino de un policía. Testificaron en su contra 9 personas que afirmaron que Troy era el negro que mataba al policía, pese a estar situado (el más cercano de los testigos) a más de 50 metros del asesino y su víctima.
No se encontraron en el juicio ni el arma del crimen ni un móvil para acometerlo y,  más de la mitad de los miembros del jurado popular que lo condenó ha confesado que recibieron “presiones” para declarar al negro culpable.

De los 9 testigos, finalmente 7 se retractaron de su identificación y afirmaron no estar seguros de que Troy fuera el negro que a más de 50 metros de distancia asesinaba al policía.

Todo puede no servir de nada . Ni 600.000 firmas recogidas en los EEUU pidiendo la conmutación de la pena capital, ni la intermediación de Francia, ni las súplicas de Benedicto XVI.

El país de las libertades –perdidas- sigue siendo territorio hostil para los negros. Primero los compraron como esclavos, los explotaron y, desde hace décadas, los utilizan como escusa para justificar la compra venta de armas y un estado policial y del terror, que se basa en la premisa de defenderse del diferente, del extranjero…del negro.