Dice un refrán muy español, que nunca digas de esta agua no beberé, porque luego vas y te hinchas.
En cuestiones de terrorismo se están viendo últimamente un gran número de despropósitos, de esos que si no los estuviera viendo con mis propios ojos difícilmente los creería.
Inaudito me parece que Israel (el estado opresor, usurpador e indolente) acabe de anunciar la liberación de 1.000 presos palestinos, (algunos de ellos condenados por terrorismo), a cambio de la liberación de un solo soldado en manos de los fundamentalistas de Hamas. Actuación similar no se había conocido en toda la larga historia de la ocupación de Palestina. Pasado mañana secuestrarán a otro y pedirán a cambio a 2.500.
Pero en casa tenemos materia para dar y tomar; la llamada “Conferencia de Paz” para solucionar el llamado “problema vasco” es alucinante. Un problema que básicamente consiste en que un grupo de violentos , durante más de 30 años han estado asesinando, extorsionando y vejando a quienes no pensaban como ellos. Eso es en esencia el “problema vasco”.
Un problema que solamente puede solucionarse con determinación, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, justicia y cárceles. Que es precisamente lo que se ha hecho hasta este momento.
Tras las reuniones mantenidas en Donostia, han llegado a la importantísima conclusión de que ETA ha de dejar las armas. Nada nuevo bajo el sol.
El cuarto punto de las conclusiones es sencillamente nauseabundo. Recomiendan a los Gobiernos de España y Francia que se sienten a negociar con ETA.
Traducido al cristiano vienen a recomendar -estos señores y señoras tan respetables-, que se negocie la paz. Que Francia y España se sienten a negociar con una banda de terroristas. Pero algunos millones de personas consideramos que ya no hay nada que negociar. La paz no se negocia, porque la paz es un derecho que nos garantiza nuestro sistema democrático y que llevamos 30 años reivindicando con casi 1000 muertos sobre la mesa.
A esa “tan pedida” mesa de negociaciones, si se celebra habrá que llevar a los casi 1000 muertos de ETA con sus ataúdes.
El dirigente de la ilegalizada Batasuna, Rufi Etxeberría, acaba de afirmar que:
“ que las conclusiones de la conferencia inauguran “un nuevo tiempo” en el País Vasco y “abren las puertas a un nuevo escenario donde todos podemos y debemos ser ganadores”.
Rufi se equivoca estrepitosamente; los casi 1000 muertos y sus familias ya ni pueden ni van a ser ganadores de otra cosa que no sea sus respectivos ataúdes.
Y para finalizar el despropósito nacional, Arnaldo Otegui sigue en la cárcel, por enaltecimiento del terrorismo. Esa también es una pachanga de las gordas. Mantener injustamente en prisión (y convertirle en un mártir) a una de las personas que más puede aportar al cambio en la mentalidad de los terroristas. A la normalización verdadera del territorio y a la desaparición del terrorismo.
Las personas que han liderado y formado parte del movimiento fascista de Batasuna y de la “kale borroca” – que no tengan delitos de sangre- tendrían que ir saliendo ya de las cárceles, para ayudar a superar la situación. Y como gesto de que los tiempos están cambiando y queremos – necesitamos- pasar página.
Los demás tendrán que cumplir íntegramente sus condenas, si todavía queda una pizca de justicia en el sistema. Y cuando todo eso ya sea parte de la historia negra de España, ya no exista violencia ni coacción ni extorsión; si se quieren marchar del Estado español…Que se marchen, pero por una decisión democrática que emane de la mayoría de la sociedad, no por la presión ejercida por la violencia.