No voy a perder un solo segundo en hablar de lo que Jiménez Villarejo ha bautizado como “casta al servicio de la venganza” refiriéndose al Tribunal Supremo  y de sus integrantes, porque no me apetece en este momento. Próximamente será.

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Hoy nos marchamos de viaje hasta las Islas Baleares para comprobar con asombro como en pleno siglo XXI el “derecho de pernada” que asistía a los nobles en el medioevo sigue activo, gracias – cómo no- a la justicia española, tan dada a la doctrina Romanones.
Resulta que su excelentísima y rubísima majestad, el Duque de Palma, tendrá el beneficio de que la declaración -que ha de prestar- ante el juzgado de instrucción que investiga la trama del Instituto Noos, no sea grabada ni en audio ni en vídeo. Curiosamente no pasará lo mismo con su compañero Diego Torres. A éste -como no es de la nobleza- el mismo magistrado y en el mismo juicio, sí permitirá que lo graben; en audio, vídeo, de frente y de costadillo…Por twiter si hace falta.
Y luego dicen que la justicia en España es igual para todos.

¿Por qué nos pasan diariamente en las noticias imágenes y sonido de los procesos de ajustes de cuentas corporativos y persecución política contra Baltasar Garzón y, en el caso de Urdangarín no se van a permitir ver imágenes ni escuchar sonidos?…¿Tiene derecho de pernada refrendado por la justicia?